Por fin Alberto Núñez Feijóo ha resuelto el sudoku de cargos del PP para esta nueva etapa. Ya tienen cara, nombres, apellidos y funciones concretas. Pero, entre tanto nombre, ¿quién realmente define la estrategia del partido? ¿Quién es el equipo de confianza de Feijóo, más allá de su círculo personal?
Dos nombres sobresalen con creces sobre el resto: Esteban González Pons y Miguel Tellado. Al primero, que es el vicesecretario de política institucional, y, como les gusta dejar claro, es el primero de los vicesecretarios, le ha puesto al mando de la columna vertebral del PP: Justicia, Política Interior y Exterior, Defensa y Política Constitucional. Sobre él recae la responsabilidad de conducir al PP por una senda ideológica que vaya desde el centro hasta la derecha más derecha. González Pons es un hombre insultantemente templado y siempre ha rehuido de todo lo que suene a posturas radicales. Puro sentido común en tiempos líquidos y caladeros de votos insospechados. Además, tras estos años en Bruselas, los que han vuelto a coincidir con él en Madrid coinciden en que ha madurado, que es aún más reflexivo y que ha ganado hondura.
Como suele ocurrir en todas las organizaciones, su importante protagonismo ya levanta ampollas internas. A Cuca Gamarra y a Dolors Monserrat les sobran motivos para no perderle de vista. Gamarra es consciente de que González Pons ya es el ideólogo del partido. Y Monserrat ha tomado buena nota de la suerte que ha corrido Antonio López-Istúriz, cuya mala relación con Pons era un secreto a voces y que ha provocado que Feijóo prescinda de él en el PPE y sea el propio Pons quien se quede con esta cuota española en Europa. Lejos quedan ya esos tiempos en los que la relación de Dolors Montserrat con González Pons era manifiestamente mejorable. La política tiene estos momentos pimpinelescos.
Y si González Pons es el responsable ideológico del PP, Miguel Tellado será el director de orquesta interno, el encargado de que reine la paz en las filas populares, a la vez que prepara las próximas elecciones autonómicas y municipales. Para llevar a buen fin este mandato contará con Ángel González que, a pesar de ser andaluz, no es del equipo de Juanma Moreno ni de Elias Bendodo. Más bien su contrapeso.
¿Quién más conforma el equipo? Para los temas económicos, nadie tiene duda de que Juan Bravo lleva la voz cantante. Pero, en esta área, son más sonadas las ausencias que las presencias. Sobre todo, la de Javier Fernández Lasquetty, consejero madrileño de Economía y Hacienda y hombre fuerte de Isabel Díaz Ayuso. No liderar ni formar parte del equipo económico de Génova le aleja un poco más del sueño de ser ministro de la rama económica.
Igual de llamativa es la elección de Jaime De los Santos como secretario de Cultura. No por ser el elegido, puesto que dentro y fuera se aplaude su presencia, sino por no ser Andrea Levy la que ocupe este puesto, por lo que ya queda definitivamente fuera de la estructura nacional.
Otros dos nombres a los que hay que seguirles la pista son Pedro Rollán, vicesecretario de Coordinación Autonómica y Local, y el guadalajareño Antonio Román, su secretario de política municipal y Grandes Ciudades. Rollán es una persona con un merecido prestigio interno, mientras que el liderazgo de Román en Castilla La Mancha, donde fue alcalde de Guadalajara, no admite ninguna duda.
A este elenco de líderes del PP hay que añadir un último nombre: Álvaro Pérez. No se asusten, que no es el bigotes. Pérez ha sido durante muchos años el director de Gabinete de Núñez Feijóo y ahora se muda a Madrid para llevar la coordinación de los grupos parlamentarios. Su papel es fundamental, ya que dirigirá la estrategia que se sigue en el Congreso y el Senado. Una labor fundamental cuando se es el principal partido de la oposición. Feijóo quiere tenerlo todo bajo control. Además, a nadie le cabe duda de que está en las mejores manos, ya que Pérez ha demostrado ser un gestor serio de primer nivel.
Además de estos cambios en el organigrama, se cambian los portavoces en las cámaras legislativas. Las canas vuelven a las alturas populares, como ya dijimos por aquí. El Senado será el espacio de Feijóo. Él será el encargado de debatir con Sánchez en las sesiones de control, pero la portavocía seguirá siendo de Javier Maroto. Con algún movimiento inesperado: Vuelven Javier Arenas y José Antonio Monago como portavoces adjuntos. El caso de Arenas, el último mohicano, es un especialmente reseñable. Un guiño del líder gallego a un viejo PP que parecía borrado por Pablo Casado. Una manera de resarcir esa estrategia del ´mantel limpio´ del reciente y fracasado secretario general Teodoro García Egea.
Por este motivo, que Feijoo haya mantenido a Cuca Gamarra y Javier Maroto o que haya cedido la secretaría general del grupo parlamentario popular a un hombre de Juanma Moreno, aún teniendo valor mediático, tampoco es tan crucial de puertas para dentro. Las cosas de palacio se van a gestionar desde palacio. Feijóo, que fue cocinero antes que fraile, lo tiene claro. Ya hablamos aquí de ´La mesa chica´ de Simeone y su remedo político en Feijóo. Un círculo cercano, honesto, con derecho a decir lo que piensa, sin derecho a enfadarse al escuchar las verdades del barquero. Ese será el futuro del PP. Más cuestionamientos que halagos. Para hacer la pelota al jefe valen todos, para decirle que se ha equivocado, sólo unos pocos.