Mariano Rajoy ha vuelto a hacer historia, aunque esta vez no en el terreno político, sino en el humor involuntario que tanto lo caracteriza. El expresidente del Gobierno protagonizó el pasado jueves uno de los momentos más comentados del Foro La Toja 2025, donde consiguió algo que pocos políticos han logrado: hacer reír a carcajadas al rey Felipe VI.
El exlíder del Partido Popular participaba en una conversación con el expresidente de México, Ernesto Zedillo, moderada por la exministra de Asuntos Exteriores Arancha González Laya, cuando decidió rescatar una anécdota que ya forma parte de su colección de momentos memorables: su pelea con el tapón de una botella de agua.
“El año pasado vine aquí y me pusieron una botella con una especie de tapón que no pude sacar, y me puse hecho un… tal”, relató Rajoy, provocando las primeras risas del auditorio. “Luego me enteré de que le ocurrió a mucha gente. Pero claro, aquí en Europa hay gente inteligente, porque este año, en lugar de ponernos eso, nos han puesto una chapa. Se quita y se puede beber con absoluta normalidad”, añadió con su habitual tono pausado.
De la botella al estallido de risa real
Entre comentarios sobre la “regulación y la gobernanza” en la Unión Europea, Rajoy enlazó su anécdota con su experiencia institucional: “He estado siete años en las instituciones europeas. Reuniones que terminaban a las cinco, seis o siete de la mañana… los que hemos gobernado sabemos muy bien lo que hay que hacer, pero luego hacerlo no es tan fácil”.
En ese punto, González Laya no resistió la tentación de bromear con él: “Casi le iba a echar la bronca por el tema del tapón de la botella, ¿eh?”. Rajoy, lejos de rehuir la broma, remató con una frase que terminó de romper el ambiente solemne:
“No me pegue la bronca. He hecho un elogio de las chapas y lo otro me olvido. Yo creo que estamos hablando de más, sobre todo yo”.
El comentario provocó una carcajada monumental de Felipe VI, que se tapó la cara entre risas mientras el auditorio aplaudía.
El efecto Rajoy
Aunque ya alejado de la política activa, Rajoy mantiene intacto su peculiar carisma. Sus frases espontáneas, mezcla de lógica absurda y sentido común gallego, siguen generando titulares y memes por igual. En La Toja, volvió a demostrar que, incluso en un foro económico y diplomático, su humor involuntario puede eclipsar cualquier debate técnico.
Una vez más, Rajoy no solo habló de Europa. Habló de tapones, de chapas y, sin quererlo, volvió a recordarle al país que su estilo confuso es ya parte del folclore político español.
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