[[{"type":"media","view_mode":"media_large","fid":"22753","attributes":{"class":"media-image size-full wp-image-340213","typeof":"foaf:Image","style":"","width":"645","height":"320","alt":"Artur Mas en la campa\u00f1a "}}]] Artur Mas en la campaña 'Ara és l'hora' / Foto de la ANC



Cuando en el 2012 se convocó la manifestación de la Diada bajo el lema “Catalunya: un Nou Estat de Europa”, Catalunya vivía un auténtico estallido independentista. Las consultas populares, nacidas en Arenys, la campaña “10.000 a Brusel·les”, promovida por el doctor Enric Canela o la creación de Reagrupament, formación encabezada por Joan Carretero. Artur Mas defendía un paniaguado Pacto Fiscal y Convergencia no hablaba ni de independentismo ni de nada que se le pareciera.

De aquellos polvos…
Pero las alarmas habían sonado en la sede convergente. Pujol padre se reunió con el pinyol, el núcleo duro integrado por el propio Mas, el hijo de Pujol, Oriol, Francesc Homs y David Madi, la eminencia gris de Mas. El patriarca puso las cartas sobre la mesa: o se controlaba aquello o Convergencia quedaría barrida un electorado que, harto de escuchar metáforas, quería ir más lejos.

“Paradme eso como sea”, dijo textualmente Pujol. Y los asistentes se pusieron manos a la obra.

Era finales de agosto y la Diada prometía ser movidita.

“Un dibujo que te gustará”
Empecé a notar alguna cosa cuando comprobé que en la manifestación, que debía ser al margen de los partidos, a éstos se les reservaba un lugar especial. Me quejé a una de las personas que estaba en la organización y que era de la ANC. Me dijo “No te precipites, verás cómo el dibujo final te gustará. Han pasado cosas”. Al final, Mas, Pujol e incluso Duran Lleida, con la pierna escayolada, encabezaron a los políticos. Su cuota de protagonismo estaba asegurada. Pujol respiró, aliviado. La ANC ya estaba controlada por Mas y los suyos.

A partir de ahí, la ANC se vió dotada, como por arte de magia, de medios económicos. Tanto, que llegó a enfrentarse a una multa, que ha pagado religiosamente a la Hacienda española, al no poder justificar determinados ingresos: 172.000 Euros por impago de IVA.

¿De dónde ha salido tanto dinero? ¿De las cuotas de sus afiliados? ¿De “generosas donaciones”, como el reciente caso TAYCO con convergencia y su fundación?

Sí, el dibujo debió gustarles mucho a algunos.

Operación 'sociedad civil'

Mas sabía que los numerosos casos de corrupción iban a estallarle más pronto que tarde. En su huida hacia adelante debía ocultar las siglas de CDC y buscar la coartada perfecta: es la “sociedad civil” la que me empuja, no yo. Pero como siempre, quería a una comparsa perfectamente controlada por él. Contó con la ayuda inestimable de Carme Forcadell, ex concejal de Sabadell por Esquerra.

Entregada al seguidismo, Forcadell puso la ANC al servicio de Mas. Se convirtió en su “brazo armado”, por así decirlo. Con todos los medios a su disposición, TV3 y Catalunya Ràdio incluidas, los siguientes años fueron un marear la perdiz  constante. A las proclamas de “El año que viene seremos independientes”, que aun repiten machaconamente desde ésa organización, al Concierto por la Libertad, la Vía Catalana, la V el año pasado o la manifestación en la Meridiana de éste año.

Forcadell, que había jurado no entrar en política, dejó la dirección de la ANC para integrarse en la candidatura de Mas. Su relevo estaba, no obstante, atado y bien atado. Por votación de los asociados salió elegida la escritora Liz Castro con una abrumadora mayoría. Pero, gracias a un reglamento cuando menos curioso, acabó siendo designado el ex dirigente de La Crida, movimiento separatista que a día de hoy no ha condenado el atentado de Hipercor, Jordi Sánchez, que sigue los pasos de Forcadell.

Otras asociaciones han contribuido a forjar el mito de la sociedad civil independentista: Ómnium Cultural, la Asociación de Municipios por la Independencia y muchas más que serán objeto posteriores artículos.

Timeo hominim unius libri”, decía Santo Tomás de Aquino, temo al hombre que lee solo un libro, refiriéndose a aquellos que solo escuchan una voz, una versión.

Ésa es la sociedad civil que le gusta a Artur Mas.

Miquel Giménez es periodista y escritor. Ha trabajado como guionista en la radio con Luis del Olmo, Julia Otero y Xavier Sardà