El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, comparecerá este lunes 29 de diciembre ante los medios de comunicación para hacer el clásico balance del curso político de 2025. Lo hará antes de tomarse unos días de descanso navideño y en un contexto marcado por la máxima tensión política, el endurecimiento del discurso de la derecha y la sombra de los mensajes con el expresidente de la Generalitat Carlos Mazón, que ha situado al líder de la oposición en el foco del debate político al entregar los whatsapps parciales en pleno día Nochebuena.

El líder de la oposición llegará a esa cita con un mensaje ya conocido y reiterado: la legislatura, a su juicio, está “acabada” y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, debería convocar elecciones generales para que la ciudadanía se pronuncie en las urnas. Una idea que Feijóo repite desde hace meses y que volverá a situar en el centro de su intervención, con un Ejecutivo mantiene su agenda legislativa pese a tener entre algodones su mayoría parlamentaria.

Una estrategia de desgaste permanente contra el Gobierno

En las últimas semanas, Feijóo ha intensificado sus ataques contra el Ejecutivo, al que da por políticamente amortizado. “El Gobierno está colapsado, la legislatura muerta”, afirmó recientemente, llegando a acusar a Sánchez de batir “todos los récords de corrupción”. Se trata de un lenguaje cada vez más agresivo que conecta con una estrategia de desgaste constante y que no puede desligarse del auge de la extrema derecha, cuyos marcos discursivos - deslegitimación institucional, sospecha permanente y confrontación - se han ido normalizando en el espacio conservador.

En este clima, el líder del PP ha prometido que, si alcanza la Moncloa, impulsará una “auditoría” general para sacar a la luz lo que denomina “el saqueo de estos años de sanchismo”. Ante la Junta Directiva Nacional de su partido, aseguró que su objetivo será “limpiar” las instituciones del “sectarismo y la corrupción”, una retórica que, sin respaldo judicial firme, contribuye a erosionar la confianza en el sistema democrático y a alimentar la idea de un país permanentemente en crisis.

Extremadura y el futuro

El balance de Feijóo se produce, además, apenas una semana después de las elecciones autonómicas en Extremadura, donde el PP de María Guardiola se impuso con el 43,18% de los votos y 29 escaños, frente al desplome del PSOE, que pasó de 28 a 18 diputados. Un resultado que el líder popular ya ha presentado como la antesala de un cambio de ciclo a nivel nacional.

Feijóo ha asegurado que lo ocurrido en Extremadura se repetirá en comunidades como Aragón, Castilla y León o Andalucía, y que acabará trasladándose al conjunto del país cuando se celebren elecciones generales. “Se ha activado un efecto dominó que no va a parar”, proclamó ante la cúpula del PP, en un discurso triunfalista que omite un elemento clave: el crecimiento paralelo de la extrema derecha y su influencia en la gobernabilidad allí donde la derecha suma mayorías.

Ese avance ultra, ya visible en distintos territorios, condiciona la acción política del PP y tensiona aún más el debate democrático, un aspecto que rara vez aparece en el relato optimista que Feijóo construye sobre el supuesto “cambio” en marcha.

La sombra de Mazón

Pero el cierre de año para el líder popular no está marcado únicamente por la estrategia política. Tras el parón navideño, Feijóo arrancará enero con una citación judicial relevante. El próximo 9 de enero está llamado a declarar como testigo en la causa que investiga la gestión de la catastrófica dana del 29 de octubre de 2024, un episodio que sigue proyectando una larga sombra sobre el Partido Popular.

La polémica se ha reavivado tras conocerse los mensajes intercambiados entre Feijóo y Mazón. El dirigente popular ha remitido al juzgado los mensajes que recibió y ha asegurado que no ha borrado ninguna conversación. Entre ellos figura el ya conocido “Un puto desastre va a ser esto, presi”, enviado durante la noche de la dana.

Sin embargo, desde el PSOE exigen que se entregue la conversación completa y no únicamente los mensajes enviados por Mazón, reclamando transparencia total sobre el intercambio entre ambos dirigentes. Una controversia que añade presión a Feijóo en un final de año incómodo, marcado por su ofensiva contra el Gobierno, la sombra judicial de la dana y un contexto político en el que la derecha y la extrema derecha avanzan cada vez más alineadas.

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