En 2014 el desierto en España ocupaba una superficie de 307 km2, confinados en la provincia de Almería, en sólo diez años la superficie desértica en nuestro país se ha multiplicado por 23 y ya ocupa más de 7.100 km2. Desde Almería el desierto se extiende por las provincias de Alicante y Granada y la región de Murcia. Acabamos de vivir el verano más cálido del planeta desde que hay registros y en buena parte de España, pese a las lluvias torrenciales en algunas zonas de los últimos días, la sequía está acabando con centenares de hectáreas de bosque y de árboles de cultivo.
Según las previsiones de la Agencia Europea del Medio Ambiente, España es el país de Europa que más va a padecer las consecuencias del cambio climático. Un cambio climático que en nuestro país se ve agravado, según la Agencia Europea y los científicos del CSIC, por la sobreexplotación de acuíferos, el crecimiento insostenible de regadíos y la degradación del suelo. En 2050, si no le hemos puesto remedio, buena parte de España dejará de tener un clima mediterráneo para pasar a ser una zona árida, con un 30% menos de lluvias y la imposibilidad de cultivar en muchas zonas que ahora son las principales proveedoras de nuestros alimentos.
Para entender el tamaño de la tragedia y comprender la extrema necesidad de tomar medidas urgentes les propongo que cambiemos el nombre de cambio climático por el de un enemigo más tangible, por ejemplo el de un país invasor. Supongamos que en vez de decirles que en diez años la superficie desértica en España ha crecido exponencialmente, les hubiera dicho que un país extranjero que tenía una pequeña colonia en nuestro país, ha multiplicado por 23 la superficie ocupada. Que ese mismo país, o un aliado suyo, está agotando nuestros recursos hídricos y está destruyendo nuestras tierras agrícolas para condenarnos a la dependencia alimentaria del exterior. Que en sólo 20 años habrá ocupado la mayoría de nuestro territorio y que para muchos sólo quedará el recurso de la emigración. ¿Cómo creen que reaccionarían la sociedad y nuestros políticos ante este simple cambio de nombre?
No tengo la mínima duda de que a estas alturas la mayor parte de los recursos de nuestro país se estarían dedicando a combatir contra ese terrible enemigo que pone en peligro nuestra propia existencia y que existiría consenso, fíjense ustedes lo que les digo, entre gobierno y oposición, aunque seguro que con diferencias sobre las medidas exactas a tomar. Siempre habrá un Abascal de turno que negará la existencia del enemigo y que presentará al invasor como un país que en realidad ha venido a ayudarnos, pero la inmensa mayoría, creo que coincidirán conmigo, seríamos conscientes de la tragedia.
Además de periodista, como muchos ya sabrán, desde hace unos años soy también agricultor. Soy testigo de la rapidez de los cambios que se están produciendo y de los daños que está provocando nuestra inacción y les aseguro que produce vértigo. Un sólo país no puede luchar contra la emergencia climática, pero sí puede hacer todo lo posible para prepararse ante lo que se avecina. España no es una superpotencia, pero tiene influencia en el panorama mundial y, mucho más, en el europeo. Somos los más afectados por el cambio climático en Europa, debemos ser los que encabecemos la lucha para intentar mitigarlo.