Cada 20 de noviembre se celebra una misa en la Catedral de Granada, más concretamente en la iglesia del Sagrario, en memoria de Francisco Franco y de José Antonio Primo de Rivera. Es a este templo al que acudió Pablo Casado el pasado sábado, efeméride de la muerte del dictador. El líder del PP, según trasladaron desde su equipo a Newtral, asistió porque era la que más cerca estaba de su hotel. Pero el dirigente conservador no debió reparar en los jóvenes con banderas franquistas que se agolparon en la puerta de la parroquia, según revela eldiario.es.

En el interior de la iglesia, una corona de laurel, sufragada por la Fundación Nacional Francisco Franco, preside el altar. En unos primeros bancos, según el citado medio, se extiende una gran bandera preconstitucional. Dos símbolos que, al parecer, Casado no vio.

Testigos presenciales revelan a eldiario.es que la liturgia se desarrolla como cada año. En Granada, cada 20 de noviembre, se oficia una misa en la que se recuerda a las dos grandes figuras del fascismo español: Francisco Franco y José Antonio Primo de Rivera. Pero el acto se enmarca en una ceremonia “normal de difuntos” en la que sólo al final de ésta se les menciona, junto con otro granadino célebre fallecido hace pocos años. El cura se limita a mentar sus nombres de pila en su recuerdo a “Francisco” y a “José Antonio”.

De hecho, la propia Archidiócesis de Granada afirma que fue una misa ordinaria en la que se rezó “por los fieles difuntos”. No obstante, en caso de que haya un feligrés que reclama un rezo “por el descanso eterno de una persona, como en este caso, se le menciona en la misa”. Eso sí, previo pago de una cuantía cuyo valor han preferido no desvelar. El “feligrés” en cuestión era la Fundación Nacional Francisco Franco, que ya anunció la liturgia-homenaje el pasado 15 de noviembre.

El PP transita en la misma senda que la Archidiócesis, arguyendo que en este tipo de oficios se reza por el alma de los difuntos que los feligreses piden y es ahí donde se nombró a “Francisco y otros 10 nombres de pila”. Fuentes de la formación conservadora subrayan que Casado desconocía la identidad de los mentados por el sacerdote porque cuando se asiste a una misa “no se pide el DNI ni los apellidos de los muertos”.

Con la ceremonia ya acabada, a la salida del acto, aguardaba algo más de una decena de personas, pertrechadas con banderas preconstitucionales, con fotos y demás simbología franquista, mientras entonaban las notas del Cara al Sol. Un hecho sobre el que la Archidiócesis decidió lavarse las manos, pues ya estaban fuera de sus dominios.