Con el Congreso Nacional del Partido Popular a la vuelta de la esquina, en la primera semana de julio, el sistema de elección de primarias, que hasta la fecha estaba en entredicho y sometido a debate interno ante las discrepancias de pesos pesados como el de Isabel Díaz Ayuso, ha encauzado a una senda de entendimiento. Finalmente, la presidenta de la Comunidad de Madrid ha dado marcha atrás y no presentará enmiendas a este sistema, dejando vía libre al modelo que sí defiende Alberto Núñez Feijóo, con compromisarios.

De esta manera, el PP de Sol asume el método de primarias por el que se deja la última palabra a los compromisarios que asisten en personal al Congreso para elegir al próximo presidente de Génova. “El modelo propuesto aúna en una votación la elección del candidato a presidente y los compromisarios, vinculando a éstos directamente con el candidato por el que son elegidos”, han indicado fuentes del partido.

Hasta la fecha, los de Ayuso venían defendiendo el mantra ‘un afiliado, un voto’, aunque ahora entienden que “la voz del afiliado se respeta puesto que el compromisario se debe a lo votado por el afiliado”, una metódica que va “intrínseca al respaldo de un candidato a presidente”.

No obstante, el PP madrileño reitera que perciben “matices” que deberán ser revisados en el Reglamento Marco de Congresos “y que se abordarán posteriormente, y para los que el PP de Madrid trabajarán junto a la nueva dirección del Partido”, reiteran estas fuentes.

Ante este cambio de dirección en las filas del PP madrileño, cierto es que hace unas semanas atrás la propia Ayuso defendía otra vía paralela sobre la que Feijóo mostró de primeras sus reticencias: “Por coherencia creo que todos los afiliados deben participar en los congresos y elegir a su presidente. Haré, por tanto, las propuestas necesarias para que se cumpla un afiliado un voto en toda España”, llegó a afirmar en una entrevista con el diario 'ABC'.

El modelo de Feijóo se impone para el Congreso del PP

Así las cosasel diseño de Feijóo se refiere a una forma “más ordenada y representativa” de articular la voluntad del partido, se asemeja notablemente al sistema de primarias de los partidos en Estados Unidos. Allí, los votantes eligen delegados estatales comprometidos con un candidato, que luego votan en las convenciones nacionales. Con esta metodología, se aplica el principio de “winner takes all”: el aspirante que gana una circunscripción se lleva todos los compromisarios. En otros términos, el sistema es mayoritario y las listas denominadas “abiertas” tendrán lugar cuando una lista de compromisarios de un candidato cuente con más miembros de los que asigna a la provincia.

Esta reforma llega de la mano con lo que aconteció en las primarias del PP de 2018, protagonizadas por Soraya Sáenz de Santamaría y Pablo Casado. En aquel momento —el primero desde 2017 en que los afiliados podían votar directamente en una primera vuelta— Santamaría ganó entre la militancia, pero Casado se impuso finalmente en el Congreso gracias al respaldo de los compromisarios y alzándose como el nuevo líde de Génova entonces. La traducción de los votos de base al cónclave fue turbulenta: los compromisarios, elegidos por los militantes, no reflejaron fielmente la primera vuelta, lo que generó desconfianza interna y resquemor por lo que se interpretó como un “voto disciplinado”.

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