Dos meses y medio después de que se celebrasen las elecciones autonómicas, Isabel Díaz Ayuso ha conseguido ser investida presidenta de la Comunidad de Madrid. El apoyo de su grupo, Ciudadanos y Vox ha consumado finalmente la mayoría absoluta necesaria para que los populares, tras 24 años de Gobierno ininterrumpido, consigan retener su joya de la corona.

En mangas de camisa, la candidata se ha mostrado mucho más resuelta que en la jornada inaugural celebrada este martes, donde se la vio dubitativa y no quiso entrar en el cuerpo a cuerpo que le demandaban los partidos de la oposición. Púnica, Avalmadrid y el impago reiterado de impuestos han puesto el toque picante al pleno, en el que la izquierda ha sometido a un duro correctivo de sospechas a la dirigente.

A falta de conocer cuál será el equipo de Gobierno elegido por Díaz Ayuso, del que no formará parte Vox tras dar un paso atrás en sus pretensiones, la derecha consigue imponer sus resultados y acabar con el desdén recíproco vertido durante estos meses para aunar las aspiraciones partidistas en un acuerdo común: “Me comprometo a llevar a cabo las políticas propuestas tanto por Ciudadanos, nuestro socio preferente, como por Vox”, ha asegurado la popular.

El turno de intervenciones ha sido de menor a mayor representatividad. La primera en tomar la palabra ha sido la portavoz parlamentaria de Unidas Podemos, Isa Serra, que, llevando a cabo un discurso trenzado y muy similar al posteriormente pronunciado por Íñigo Errejón, ha arremetido contra la candidata de forma directa y beligerante: “Intercambian votos a cambio de xenofobia y racismo. Quieren reducir las charlas en los colegios. Pero esas charlas protegen a los niños de personas como usted", ha espetado la dirigente a Rocío Monasterio y de forma extensible a PP y Ciudadanos.

Tras ella le ha llegado el turno a Rocío Monasterio. Con su habitual estilo, ha utilizado su turno de palabra para advertir de los peligros de la izquierda, así como para señalar a Ayuso que el compromiso únicamente dura hasta que acabe la votación: “No renunciamos a ninguna de nuestras medidas”. Además, ha tenido tiempo para reivindicar las bondades de su propuesta en materia de educación: “Pronto nos dirán que defender a las familias es de fachas. Es el único espacio que está a salvo del consenso progre. ¿Quién enseñaría a los niños a que respeten? ¿Los colectivos de ofendiditos subvencionados?”.

En su réplica, Ayuso ha elogiado a la extrema derecha española de todas las formas imaginables. Sabedora de los vaivenes característicos de los de Abascal, la candidata no ha querido dejar de mostrar que ella y Rocío Monasterio están “muy unidas”. Discurso servil con continuos guiños a fin de afianzar el apoyo de los ultras, que no han dudado en coquetear con el ‘no’ hasta el momento final.

Sin embargo, el flirteo y las buenas formas han cambiado cuando ha llegado el turno del portavoz de Más Madrid, Íñigo Errejón. El dirigente ha recordado a la popular las dudas que penden sobre ella, y le ha pedido de forma reiterada que aclarara las informaciones desde la tribuna. Pero no, Ayuso ha querido recordar el pasado de Errejón reprochando las pagas cobradas, supuestamente, por los regímenes de Venezuela, Cuba e Irán: “Ustedes tienen las manos manchadas de dictadura", ha repetido la dirigente ante la incredulidad de la sala hasta en tres ocasiones.

Ignacio Aguado también ha focalizado su intervención en criticar al portavoz de Más Madrid. Sin embargo, tras interpelar a la izquierda y dejar de lado el programa de Gobierno, ha sacado pecho por algunas de las propuestas alcanzadas en el programa de 155 medidas. Ayuso, en su réplica, ha agradecido el apoyo y se ha mostrado dispuesta a trabajar codo con codo: “Su ego y los sillones les importan más que los madrileños”, han reprochado sendos dirigentes a la oposición.

Finalmente, tras un receso obligado tras más de cuatro horas de parlamentarismo incesante, ha llegado el momento de Ángel Gabilondo. El socialista ha recordado los resultados electorales, incidiendo en que fue el PSOE quien ganó las elecciones del pasado 28 de abril: “Madrid necesita un cambio”, ha alegado el portavoz, haciendo hincapié en la crítica a aquellos que se definen centristas: “La cuestión es grave. El cambio político se revela como una urgencia, pero ni su programa ni sus socios lo favorecen".

Antes de dar paso a la votación definitiva, Isabel Díaz Ayuso, sabedora de las sombras de corrupción que la rodean, ha querido mostrar a los madrileños quién es: “He soportado una campaña de desprestigio inaudita, pero hay algo que ha traspasado todas las barreras: se puede criticar lo que hago pero no meter por medio a la familia, y mucho menos a una persona que no está en vida para defenderse", ha alegado con la voz quebrada y visiblemente emocionada. “Mi padre estaría orgulloso de mí”.

Acusaciones, réplicas y una jornada intensa. Gestos acalorados desde el escaño y ovaciones vívidas cuando llegaba el turno del parlamentario del signo propio. Tras una Sesión de Investidura sin candidato por petición expresa de Juan Trinidad, Isabel Díaz Ayuso, apuesta personal de Pablo Casado, da la razón a su presidente y revalida el poder autonómico de la Comunidad de Madrid.