Nadie dotado de objetividad podrá acusar a los integrantes de la marea humana que ayer ocuparon civilmente las calles andaluzas de instrumentalizar un movimiento tan puro como el feminismo. No puede haber quien desde la independencia deje traslucir ni una mínima pátina de sospecha de que los manifestantes que, como el agua a raudales en día de fuerte lluvia, inundaron las avenidas de las ocho capitales de provincias y grandes ciudades lo hicieron al dictado de directrices y consignas de partidos o colectivos opuestos al “trifachito” andaluz (PP,Vox y Cs). La derecha “trifálica” (nunca mejor dicho ahora) debería asumir que la gente es libre para salir o quedarse en casa y que movilizaciones inmensas como las vividas ayer solo surgen de la voluntad y el deseo de miles y miles de personas por cambiar una sociedad que en materia de igualdad aun tiene mucho que avanzar y numerosos objetivos que lograr.

El movimiento feminista andaluz, al igual que en el resto de España, ha crecido, ha evolucionado, ha madurado y se ha hecho potente y autónomo al amparo del activismo de asociaciones, colectivos y grupos de activistas en pueblos y ciudades. En el mundo rural y en los ámbitos urbanos las mujeres están organizadas, imparten talleres, conferencias, jornadas, se reúnen y reivindican, organizan actividades y se han hecho muy visibles y forman parte del entramado de la sociedad civil. Ya no hay ningún ayuntamiento, salvo algunos pocos y sectarios, que no cuenten a la hora de programar con la mujer organizada, que no impulse sus actividades y que no le reconozca su valor como colectivos de servicio público.

Hay una asunción general en la sociedad andaluza de que el movimiento igualitario y el feminismo no son “cosa de cuatro locas aburridas y radicales”. Se han ganado a pulso trasladar a la sociedad que sus demandas no son solo justas sino urgentemente perentorias. La democracia española sigue teniendo una deuda amplia con las mujeres desde el ámbito de lo económico, lo laboral, lo educativo, lo social… Siguen latentes en la cotidianeidad los comportamientos machistas, las agresiones sexuales y los ataques a la defensa a su dignidad. Pero sobre todo están ahí, presentes y como cruel guadaña los asesinatos de mujeres a manos del machismo más atroz, 984 desde que en 2003 se crearon estadísticas oficiales. Hasta en eso se llegó tarde al necesitar casi un cuarto de siglo para que la democracia instaurara estadísticas y censo de las víctimas de violencia de género.

Hoy, aquí y ahora, en Andalucía, el movimiento feminista tiene más sentido que nunca y su vigor debe mostrarse con mucho músculo ante los ataques y criminalización que están sufriendo del “tercer socio” de gobierno, de Vox, el firmante de pacto de gobierno con el PP de Moreno Bonilla. Una ultraderecha que liderada por misóginos iluminados, ya ha asomado la patita (pezuña y garra, más bien) y pide hacer listas negras de los trabajadores que operan contra la violencia de género en Andalucía o eliminar los entes defensores de la mujer. Una ultraderecha que poco a poco logra sus objetivos antifeministas como la creación de una consejería de “Familias” devaluando la de Igualdad; que hostiga acusando a las feministas de ser vividoras de chiringuitos de la anterior Junta de Andalucía y que paulatinamente, con paso lento y sagazmente como un chacal de lo violeta o un buitre de la carroña, atacan en manada hasta conseguir sus objetivos como reducir o eliminar las ayudas para la Igualdad. Siguiendo la estrategia de un Steve Bannon instalado en Europa, Vox está haciendo que ese mensaje de “locas”, “feminazis”, “chiringuitos” de los lobbies sexuales, izquierdistas desaforadas, etc… esté calando. Todo ello ante una impasibilidad de un gobierno PP-Cs “cogido” por los escaños de los ultraderechistas que hacen valer, y a partir de ahora más, su mayoría numérica. Nadie firma un pacto y te deja gobernar a cambio de nada. El pago de la factura viene ahora.

Las 130.000 personas que salieron ayer a la calle en Sevilla, las 50.000 de Málaga y Granada, las 15.000 en Jaén y Córdoba y las 10.000 en cada una de las manifestaciones de Huelva, Cádiz y Almería, suman una marea violeta de mujeres y hombres, mayores y adolescentes, con empleo y parados, profesores y albañiles, clase media y trabajadores, operarios, funcionarios, sanitarios, periodistas, estudiantes de bachillerato y universitarios, agricultores... eran todos y todas, una representación de 300.000 mil almas que sin complejos, con alegría, en ambiente lúdico pero rigurosamente reivindicativo dieron un doble mensaje a los gobernantes y a las instituciones andaluzas. Uno, el mensaje general similar al resto de España de que hay que abordar más cambios, adoptar más medidas y seguir trabajando en pos de la igualdad, los derechos y la dignidad de las mujeres. Y otro en clave andaluza al trifachito en frases como “Aquí estamos y no nos moveréis” o “Si regresamos al pasado, lucharemos”. Y es que en Andalucía, desde el 2 de diciembre, el feminismo es tan necesario como el poeta Gabriel Celaya decía de la poesía:


Feminismo necesario
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos
trece veces por minuto

El presidente de la Junta andaluza, Juan Manuel Moreno Bonilla, mira temeroso y sumiso con el rabillo del ojo derecho a Vox. Con el ojo izquierdo debería mirar a las mujeres. Que nunca olvide que si está gobernado no es solo porque doce diputados ultraderechistas, antifeministas y misóginos le han apoyado y otros 21 de un falso, inventado y engominado “feminismo liberal” le han respaldado. Gobierna porque una marea humana en ese fatídico día del 2 de diciembre pasado se quedó en su casa y no votaron a aquellas formaciones que sí defienden la Igualdad  real y las tesis feministas. Y esa marea, en diciembre replegada, en marzo en la calle en lucha, puede que en abril y mayo siga viva y esta vez, sí, esté con ganas de urnas.

No, que no, que no son “cuatro locas aburridas”. Que son miles y miles las mujeres que en Andalucía están dispuestos a dar la cara por los derechos de nuestras madres, de nuestras parejas y de nuestras hijas. Se las necesita en Andalucía, no la dejéis sola. Feministas andaluzas, habéis llegado para quedaros. En Andalucía más feminismo, más luchadoras, hacéis falta. Más feminismo, más mujeres, más igualdad, más dignidad.

Carlos Cano:
Tango de las madres locas.
Coplas de amor y silencio.
Con vida se los llevaron
y con vida los queremos.