“¡Viva la UGT!”. Estas fueron las tres últimas palabras que Cándido Méndez pronunció este miércoles en el discurso con el que ponía fin a 22 años al frente de la Unión General de Trabajadores. El próximo sábado, 601 delegados elegirán al nuevo secretario general del sindicato de clase. Pero antes de que comiencen las ponencias para diseñar la nueva estructura del sindicato y los afiliados opten entre Gustavo Santana, Miguel Ángel Cilleros y Josep María Álvarez; la Unión General de Trabajadores rindió un sentido homenaje a 22 años de lucha en defensa de la clase trabajadora.



Entre los asistentes se encontraban el expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero; Ximo Puig, presidente de la Generalitat Valenciana; Guillermo Fernández Vara, presidente de la Junta de Extremadura; Cristina Cifuentes presidenta de la Comunidad de Madrid, o Alberto Núñez Feijóo, presidente de la Xunta de Galicia. A la apertura del XLII Congreso de la UGT también acudió una nutrida representación de los principales partidos políticos como el secretario General del PSOE, Pedro Sánchez; el coordinador federal de IU, Cayo Lara;  Rafael Mayoral, de Podemos-En Comú-En Marea; Juan Carlos Girauta, de Ciudadanos o Joan Baldoví, de Compromís.

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Despedida de un “gran amigo”
Como era de esperar, el secretario general de Comisiones Obreras, Ignacio Fernández Toxo, tampoco faltó a la cita para despedirse de su “gran amigo” Cándido Méndez. “Ha sido una inmensa fortuna compartir esta travesía durísima por la crisis más dura de la historia”, afirmó el líder de CCOO tras reivindicar la necesidad de ser sindicalista “porque los derechos no se heredan, sino que se conquistan y se defienden”.

Al margen de las despedidas, en su intervención Toxo quiso mandar dos mensajes muy concretos a los partidos políticos (“tenéis que mirar a los ojos a la gente que sufre los efectos del desempleo y la pobreza laboral y social”, les reclamó) y al presidente de la CEOE, Juan Rosell, sentado en la primera fila del auditorio: “Juan, tenemos un desafío importante y no depende del Gobierno de turno ni de su color", le dijo en aras de recuperar la negociación colectiva para construir y establecer unas relaciones laborales modernas.

El discurso de Méndez
Y finalmente llegó el turno del propio Cándido Méndez, quien no defraudó en su última intervención pública como secretario general de la Unión General de Trabajadores. “La mayoría absoluta ha muerto, viva el diálogo, el pacto y la transacción”, afirmó con la esperanza de que en los próximo años se produzca un cambio de rumbo en la política española "sin ningún tipo de matices".

Un cambio de rumbo que, en opinión de Méndez, también se debe producir en materia laboral (“derogando inmediatamente la reforma laboral”), económica y moral de Europa ("acabando con la vergüenza de las políticas xenófobas y populistas que recorren el continente").

Valoración política
En la parte más política del discurso, el secretario general reconoció que su valoración del PP sólo podía ser negativa: “No sólo no se tomaron medidas para amortiguar los efectos de la crisis económica sino que se tomaron medidas que agravaron la situación económica y social de España, más allá de Bruselas".

Pero al margen de los partidos de la vieja política que “están en edad de desprender viejos hábitos”, Mendez se acordó de aquellas formaciones políticas de reciente creación “que necesitan aprender y generar una nueva cultura de situaciones políticas ante esta situación inédita".

Es en este contexto en el que el secretario de la UGT consideró esencial la regeneración democrática y reforzar el activismo sindical, algo tan necesario “como el aire que respiramos, que nadie lo nota hasta que nos falta (…) Porque si faltara los españoles lo iban a notar de manera dramática”.

 

Luces y sombras
Todo ello pese a que en el sindicato ha habido “actitudes reprobables” “irregularidades” o “falta de transparencia”, aunque nunca “ilegalidades” ni “dolo”. De hecho, subrayó que peso a los “errores” que han provocado a una pérdida de los afiliados, en UGT “no hay ningún imputado porque los que lo fueron, o dimitieron o fueron cesado de forma fulminante”.

Finalmente, sus últimas palabras fueron de agradecimiento para sus colaboradores, para su mujer Encarna y sus hijos Cándido y Joaquín; así como para el sindicato al que ha dedicado más de 22 años.