El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se encuentra inmerso en una gira por África (Mauritania, Senegal y Gambia) para abordar la crisis migratoria con los principales países emisores, a su vez golpeados por la inmigración interna del continente propiciada por guerras como la de Mali. La ruta canaria no para de recibir cayucos y el otoño se prevé más complejo, pero al presidente del Partido Popular (PP), Alberto Núñez Feijóo, no le parece adecuado que el jefe del Ejecutivo aborde esta problemática con los territorios de procedencia de los migrantes.
“El señor Feijóo abraza abiertamente las tesis más xenófobas de la extrema derecha”, ha lamentado el ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación. José Manuel Albares tiene claro que el posicionamiento del líder de la oposición tiene como única intención minimizar el desangrado de votos que el PP está perdiendo en favor de las alternativas ultraderechistas con motivo del posicionamiento en materia migratoria. “El PP está corriendo detrás de Vox en lo que es un discurso xenófobo, alarmista y que intenta dividir a la sociedad española”, ha lamentado.
El principal argumento que ha esgrimido el responsable de Exteriores es la dirección de la crítica de Feijóo, que ha exigido una medida que, precisamente, es la que Sánchez pretende trasladar a sus homólogos africanos. “Es irresponsable alentar un efecto llamada en la peor crisis de migración irregular. En vez de ir a África a combatir las mafias, Sánchez promociona España como destino”, ha denunciado el gallego. Sin embargo, el presidente del Gobierno se ha desplazado para apostar por inversiones en el continente africano que no obliguen a su población a emigrar a Europa.
“Quien venga, contrato en origen y carta de cumplimiento de nuestras leyes”, ha añadido Feijóo. Más allá de que el segundo punto carezca de mucho sentido, el primero es la otra pata de procedimiento defendido por el jefe del Ejecutivo. Desde hace semanas, el Gobierno ha defendido la migración circular, que no busca otra cosa que la contratación en origen, delimitada, para el posterior viaje. “No hay mejor desincentivo a la inmigración irregular que la posibilidad de que haya cauces legales”, ha reiterado este miércoles Albares en declaraciones a TVE.
Para este cometido existen muchas fórmulas y el ministro de Exteriores ha defendido “una muy exitosa que España ha ensayado en muchos países, también en América Latina”: la emigración circular. “Personas que de origen vienen ya contratadas y saben a la empresa a la que vienen. Ejemplo de ellos es la recogida de un fruto determinado”, ha explicado. En estos casos, el supremacismo racial defendido por parte de las derechas europeas se deshace cual azucarillo cuando el empresario de turno necesita mano de obra, ofreciendo un sueldo mísero, y no puede cubrirla con los trabajadores nacionales.
“Toda Europa va a tener una enorme necesidad en los próximos años de mano de obra extranjera para mantener el dinamismo económico”, ha recordado el ministro, ejemplificando la petición que le han trasladado empresarios de Lleida. “Me han pedido conductores para los camiones”, ha confesado. Asimismo, ha reiterado la necesidad de inversión en los países africanos, sin la cual es imposible frenar la emigración económica a la que se ven empujados miles de personas que huyen del hambre y la miseria.
“Hay un programa de cooperación al desarrollo y de inversiones para ofrecer in situ oportunidades de formación, laborales y de un tejido empresarial en estos países, intentando que así la inmigración no sea una obligación”, ha desgranado Albares, instando al PP a que, “si no quiere apoyar al Gobierno y a los españoles, que apoye a sus propios Gobiernos”. Canarias, liderada por Coalición Canaria con apoyo del PP, y Ceuta, a cargo de los populares, exigen unas respuestas que la formación no acepta a nivel nacional y para las que no tienen contraofertas.
“El Gobierno tiene encima de la mesa una propuesta que no ha salido por el PP, que desde una enorme irresponsabilidad y falta de humanidad no ha querido que haya consenso para algo que debe ser una política de Estado. Esos menores tendrían una solución fácil, sencilla, rápida”, ha insistido Albares. “La emigración es un efecto que es necesario combatirlo con desarrollo de los países emisores y combatiendo a las mafias. Con responsabilidad y firmeza, pero también con solidaridad y humanidad”, ha añadido.