En Weapons, Zach Cregger redefine el horror contagioso a través de una trama fragmentada donde 17 niños desaparecen misteriosamente a las 2:17 a.m. en la pequeña ciudad de Maybrook.
La película está construida en capítulos desde distintas perspectivas: una profesora (Julia Garner), un padre desconsolado (Josh Brolin), un policía atormentado (Alden Ehrenreich), un ladrón sin hogar (Austin Abrams), y Alex, el único niño que no desapareció (Cary Christopher). Este enfoque no lineal construye tensión y misterio, manteniendo al espectador fuera de balance hasta el final. La hora exacta de la desaparición —las 2:17 a.m.— no es fortuita.
2:17 a.m. es un guiño directo a The Shining y la habitación 217, aunque también ha abierto interpretaciones más profundas, como referencias bíblicas (Mateo 2:17 sobre la matanza de inocentes) o alusiones a violencia armada (217 votos en el Congreso estadounidense sobre control de armas)
Gladys: terror ancestral
La figura siniestra de Gladys —tía del único niño que queda, Alex— materializa lo inexplicable: una bruja inmortal que utiliza rituales y objetos personales para someter y devorar la fuerza vital de los demás, desatando un caos atroz y sin metáforas claras, sólo horror visceral y catarsis emocional.
Su caracterización mezcla horror y humor negro, inspirándose en la estética fotográfica de Diane Arbus y transformaciones dramáticas como la de Bette Davis en What Ever Happened to Baby Jane?. Cregger la imaginó como un ser ambiguo: ¿una bruja mortal aferrada a la vida o una criatura inmortal disfrazada de humana?
Gladys practica rituales ligados a ramas, cabello y objetos personales de los niños para controlar y atraer a los menores a su sótano, donde los mantiene en trance para absorber su energía vital.
Gladys y su edad imposible
Uno de los momentos más inquietantes para los espectadores atentos llega cuando el profesor del colegio pide reunirse con los padres de Alex. En su lugar, es Gladys quien aparece en la tutoría, excusándose con un motivo insólito: asegura que los progenitores no han podido acudir porque padecen “consumption”. Ese término, hoy en desuso, era la palabra con la que hace dos siglos se designaba a la tuberculosis. La elección no es casual: introduce una duda sobre la verdadera edad de Gladys y si acaso no está anclada en otra época. El guiño lingüístico, que podría pasar desapercibido, actúa como una pista más del carácter atemporal y sobrenatural del personaje, reforzando la idea de que no es una simple anciana, sino una entidad que ha sobrevivido durante generaciones.
Todo lo que no viste en la película
Aunque el terror de Weapons se despliega sin concesiones, varias capas ocultas y referencias escapan a la vista del espectador casual:
- El título Weapons sugiere cómo ciertos individuos (como Gladys o incluso los niños) son usados como armas en una dinámica de control, explotación generacional o manipulación ideológica.
- Tributo oculto a Trevor Moore: la escena en la que se ensamblan siete hot dogs es un guiño íntimo al sketch clásico de The Whitest Kids U'Know, grupo fundado por Moore y Cregger. Además, la fecha de estreno —7 de agosto— coincide con el aniversario de su muerte.
- El rifle AR‑15 flotante: esa visión onírica resume el trauma colectivo de tragedias escolares como Sandy Hook, y actúa como una poderosa metáfora visual de violencia latente.
- Gladys podría funcionar como una metáfora del alcoholismo familiar: un «ser extraño» que corrompe y consume los vínculos íntimos.
- El clímax es tan perturbador como memorable: Alex, liberado del control, replica el ritual y desata sobre Gladys a los mismos niños, que la destripan en una venganza brutal y profundamente simbólica. La escena final, rodada durante cuatro días de intensas secuencias VFX y múltiples ensayos con los menores, dejó al director con pesadillas tras el set, según relata el propio Cregger.
Recepción y posibles futuros
Weapons se estrenó el 8 de agosto de 2025 y ya ha recaudado 149 millones de dólares a nivel mundial. Con un 94 % de críticas positivas en Rotten Tomatoes, ha sido aplaudida por su audacia visual y su atmósfera implacable. Mientras tanto, el propio Cregger ha dejado la puerta abierta a una precuela centrada en Gladys, idea que entusiasma tanto a los fans como a Amy Madigan.
Weapons de Zach Cregger insiste en el horror sin concesiones, arraigado en lo folclórico y lo emocional, sin buscar respuestas fáciles. En su núcleo, Gladys encarna el mal inexplicable que se instala en lo cotidiano, arrastrándolo hacia lo grotesco y lo obsesivo. La película revela que, a veces, el verdadero horror está en lo que no comprendemos, en lo que nos cala y nos deja sin consuelo… pero con el pulso acelerado y la mirada fija.