’Vida Perfecta’, escrita, dirigida y protagonizada por Leticia Dolera, se convirtió en una de las series españolas más premiadas, aclamadas y vistas del 2019 en Movistar+. Rodeada tan solo por su hermana y su mejor amiga, María su protagonista-interpretada por ella misma-, afrontaba entonces un embarazo en solitario, fruto de un encuentro casual con una persona con discapacidad. Las tres conformaban el tridente perfecto para narrar las turbulencias y desalientos de las mujeres a partir de la treintena.

En esta segunda y presunta última temporada, estrenada completa este viernes 19 de noviembre en Movistar +, Dolera, que ya es madre, vuelve a poner el dedo en la llaga y habla con mucho humor y sin tapujos de temas tan comunes como los sinsabores de la maternidad, la depresión postparto, el sexo, la infidelidad en la pareja o los tabúes sexuales. A la nueva tanda de seis episodios contada divinamente y sin ambages solo se le puede poner un pero: bastante más predecible que aquella primera temporada que muchos nos bebimos fascinados, enloquecidos y “descojonados”. Sorprende algo menos que la anterior.

En medio de las peculiares circunstancias de cada una de las protagonistas, el amor y las relaciones de pareja continúan siendo la columna vertebral sobre la que bascula toda la serie. María (Leticia Dolera), tocada y hundida por la maternidad, no soporta ser madre y menos que le toquen los hombres. Su hermana Esther (Aixa Villagrán) aparca los fantasmas de su caótica y promiscua vida del pasado para comprometerse y casarse con una ordenada mujer. Por su parte, Cristina (Celia Freijeiro) intenta salvar su matrimonio, primero aceptando la propuesta de su marido de acudir a un local de intercambio de pareja, y luego engañándose a ella misma y a su marido con un hombre que la vuelve loca y del revés. 

Gari (Enric Auquer), el chico con discapacidad del que se quedó embarazada Dolera, enamora todavía más en esta nueva temporada. A pesar de sus limitaciones y de lo poco fácil que se lo pone la madre de su hijo, pelea por ser un padre ejemplar.

Además de los padres de María y Esther -Carmen Machi y Fernando Colomo-, mucho menos presentes por desgracia en esta nueva temporada, pero igual de divertidos, la psicóloga de Dolera, desternillante caricatura del mundo de los terapeutas, funciona como un tiro. Rancia, sobria, templada y tan pausada y calmada como acertada en sus rotundas conclusiones, le suelta a la cara a la protagonista verdades como puños.

Los dos últimos capítulos son los mejores de una temporada que va de menos a más. Enganchan especialmente las secuencias en las que las tres protagonistas, juntas en pantalla, comparten disputas y emotivos desencuentros. Momentos, unos y otros, cargados de ingenioso humor y sobrada sinceridad, tan frecuente y dolorosa, por cierto, entre buenas amigas.