Cada año, como un rito grato y pagano, vuelvo al Café Central de Madrid justo antes del comienzo de la navidad, acompañado de dos de sus más grandes seguidores, Santi y Miguel. Y cada vez que voy a un concierto suyo me acuerdo de las palabras de Sabina en aquel documental panegírico y esclarecedor sobre la figura del más veterano de los ácratas al micrófono: “No conozco a nadie con más éxito que Krahe”. Siempre llena sus conciertos en pequeños espacios, incluso hay problemas para conseguir un exiguo rincón donde atisbar sus sardónicos recitales. Y en ellos normalmente se encuentra un rostro conocido: un actor, un cantante, un escritor que se mezcla con el vulgo para disfrutar y rendir homenaje a la honestidad intelectual de este hacedor de canciones que “trabaja” cuando y como quiere.

Acompañado de los mosqueteros Javier López de Guereña, Fernando Anguita y Andreas Prittwitz, su figura quijotesca, sus movimientos espasmódicos, sus despistes, sus ocurrencias, sus gestos expresivos, sirven de envoltorio para enfatizar historias ya de por sí ricas en hechos singulares, acaecidos dentro de esa cotidianeidad que tan bien sabe retratar como telón de fondo.

Ya sé que es una expresión gastada, pero creo que Javier Krahe es de los pocos artistas a los que se les puede atribuir un universo propio, un estilo inconfundible, una singularidad culta, crítica y cercana. En sus conciertos atisbamos parte de ese universo que toca los grandes temas que le interesan: su desconfianza en la religión “el señor no es mi pastor, yo no soy un borrego”, su visión del capitalismo observado desde la costa Suiza, las cosas de la política, ay Democracia, el recurrente asunto del amor y el adulterio en el vecindario, en Navalagamella, o en las antípodas...

Atrás quedó la Mandragora, Sabina, el cuervo ingenuo, los conciertos en ateneos, el cristo cocinado, el gusto por Brassants, incluso las recientes adaptaciones de las canciones de Boris Vian para Andy Chango. Pero esa rica esencia sigue habitando en el artista que crece con naturalidad y que atesora una grandeza imposible de disimular en sus recitales. Y además, y no menos importante, sus conciertos siguen siendo un prodigio de entrega, escucha y disfrute.

Por tanto, y como no todo va ser follar, también habrá que seguir yendo a ver a Javier Krahe todos los años.

Javier Krahe en el Café Central de Madrid cd + dvd + libro Editado el 17 de Noviembre
Digipack con 18 temas CD + DVD del concierto en directo, grabado en el Café Central de Madrid en 2013.
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