La música también es literatura, y más aún cuando se trata de rock. Coque Malla me reafirma esa idea en puntos de partida como: "La ficción debe ser salvaje sin normas éticas ni morales", y en producciones que contienen un imaginario poderoso: El último hombre en la Tierra (2016), Irrepetible (2018) y ¿Revolución? (2019). Calma es su nuevo tema concebido como “grito de angustia” durante el confinamiento; por estos días también prepara su gira Crac Tour.

Edgar Borges:  - ¿Las revoluciones han estado llenas de certezas? ¿Internamente faltan preguntas?
Coque Malla:  - Faltan cuestionamientos internos. Siempre responsabilizamos a fuerzas externas (los poderes políticos y económicos, Dios, los padres, las crisis económicas, etc, etc) de nuestra incapacidad para el cambio. Creo que la revolución empieza en uno mismo, pero para eso hace falta una fortaleza y un coraje, que muy pocos tienen.

E.B: -En la música Lennon planteó que “la revolución eres tú”, ¿qué propone Coque Malla cuando interroga esta palabra?
C.M: - Es una pregunta hecha en un tono irónico. Me da la sensación que en muchos ámbitos comunes y públicos como las redes sociales, la publicidad, el mundo del espectáculo y el arte, se transmite una ilusión de que algo está cambiando profundamente, de que se está produciendo por fin una revolución del ser humano. Soy pesimista, creo que eso no es así, si no más bien lo contrario y por eso pregunto con ironía: ¿revolución?

Para que el tono irónico quedase más claro, podríamos completar la frase de esta manera: ¿revolución? ¿en serio?

"Calma fue compuesta en pleno confinamiento y es un grito de angustia evidente"

E.B: - De las preguntas en '¿Revolución?', cargadas todas de una exploración individual ante lo colectivo, ahora conocemos “Calma”, un nuevo tema que desnuda al sujeto en tiempos de confinamiento. Háblame del tema y de tu transformación ante esta realidad.
C.M: - Fue compuesta en pleno confinamiento y creo que es un grito de angustia evidente. En la canción, la palabra “calma” contiene una dualidad bastante clara a mi parecer. Habla de una calma tranquila y deseable pero también inquietante, aterradora incluso. Echando la vista atrás, soy consciente de que también peca de una buena dosis de ingenuidad, fruto de aquellos momentos en los que pensábamos que esta historia nos iba a convertir en una sociedad mejor y mucho más unida. Ilusiones, solo ilusiones…

E.B: - ¿La realidad es un valor aprendido y el arte una implosión en busca de la verdad?
C.M: - Guau… ¿por qué no?

E.B: .- En una declaración dijiste: “Estamos jodidos, pero nos queda la música. Y como metáfora, nos queda el alma, eso no nos lo pueden arrebatar. Y otra cosa, la libertad personal para ser felices”. ¿Aún nos queda la libertad personal?
C.M: - Pues espero que sí. Deseo que sí. Y desde luego, estoy convencido que una pequeña parcela de libertad personal siempre quedará. El problema es que cada vez va a ser necesario renunciar a más cosas para poder ejercerla plenamente.

"Este revolcón que nos ha pegado la naturaleza ha dejado en evidencia que eso que llamamos 'el poder' es menos poderoso y organizado de lo que pensábamos"

E.B: - ¿El triunfo del sistema es hacernos sus cómplices?
C:M: - Paradójicamente, desde todo este horror de la pandemia, mis paranoias conspiratorias han disminuido muchísimo. En mi opinión, este revolcón que nos ha pegado la naturaleza (no olvidemos que este bichito siniestro viene de ella), ha dejado en evidencia que eso que llamamos “el poder” es mucho menos poderoso y organizado de lo que pensábamos. Es todo mucho más caótico y accidentado de lo que, por lo menos yo, pensaba.

E.B: - De vecinos pasamos a ser vigilantes. ¿Esto es el desarrollo de “una guerra de todos contra todos”?
C.M: - La gran pregunta que muchas veces me hago, y que supongo que mucha gente se hace, es si esa supuesta “guerra de todos contra todos” se libra desde que el hombre es hombre -y las redes sociales y los tiempos modernos lo único que han hecho es amplificarla, ponerle un altavoz y retransmitirla a tiempo real- o realmente se ha recrudecido y se está cobrando más víctimas.  Sinceramente, no he llegado a una respuesta muy lúcida (no soy tan listo) pero supongo que hay parte de ambas cosas. Las lapidaciones públicas existen desde tiempos de los romanos, pero ahora podemos asistir a ellas y participar (o ser lapidados, no nos olvidemos) desde el salón de casa, con un móvil en la mano.

E.B: - ¿Las historias que escribes y cantas se alimentan de la literatura? (¿Si es así háblame de libros, de autores?)
C.M: - Supongo que algo de la, a mi parecer escasa, literatura que ha caído en mis manos, se habrá colado en la elaboración de mis letras, pero si tengo que hablar de autores que me han influido, tengo que recurrir a Dylan, a Tom Waits o a Neil Hannon y no a escritores de prosa o poetas. Y si lo hiciese, tiraría de nombres con espíritu rockero como Bukowski, Sam Shepard o Raymond Carver.

E.B: - Pero en tu obra también hay teatro, cine, ¿concibes cada producción como una apuesta integral que cuenta historias?
C.M: - Absolutamente, solo que unas veces esa apuesta está más planificada y otras menos. Por ejemplo, el concepto de “Sueños”, mi segundo disco en solitario, que iba acompañado de un pequeño libreto con cuentos, poemas y aforismos, fue concebido antes de componer el disco, o por lo menos, antes de ensamblarlo, y, sin embargo, el concepto de ¿Revolución? fue apareciendo según componía las canciones, incluso según las íbamos grabando. Confío mucho más en la segunda opción que en la primera y estoy convencido de que (por lo menos en mi caso) el mensaje es mucho más potente y creíble cuando va surgiendo de manera espontánea.

"El amor es vida, es sexo, es reproducción y supervivencia"

E.B: - El amor, como expresión, ¿está en problemas?
C.M: - Guau… le veo muy pesimista, caballero. El amor es vida, es sexo, es reproducción y supervivencia. Nunca estará en problemas mientras seamos especie…

E.B: - Algo que te haya sorprendido últimamente.
C.M: - Esta entrevista, porque en vez de tomarme por un rockero andrajoso, con un nivel intelectual y cultural medio tirando a bajo -que es lo que realmente soy-, me toma por un catedrático de filosofía, experto en movimientos sociales, culturales e historia.

Un placer en cualquier caso responder a tus preguntas.