Graphiclassic analiza, con textos de grandes firmas como Vargas Llosa o Fernando Savater, el libro de piratas por excelencia, y su influencia en el cine, el cómic o los videojuegos.
A pesar de que no es fácil ofrecer una visión original de un texto clásico de la literatura, la colección Graphiclassic, de la editorial Huerga y fierro, ha dado en el clavo con una aportación editorial amena y rigurosa en torno a los grandes hitos de las novelas de aventuras. Se trata de volúmenes monográficos, cada uno dedicado a uno de esos títulos, de exquisita edición ilustrada, de formato medio y de autoría colectiva. Y en ellos, no solo se plantean vueltas de tuerca novedosas sobre diversos aspectos del libro en estudio. Además, y esto sí que hace a estos manuales únicos en su especie, recopilan el reflejo que ha tenido la obra en cuestión en otras artes como el cine, los cómics y hasta los videojuegos.
En 2013, Graphiclassic presentó la primera experiencia de esta colección con un estudio de Moby Dick, de Herman Melville. La cosa resultó, tanto en calidad como en ventas, y ahora se ha lanzado al abordaje de La isla del tesoro, de Robert Louis Stevenson, con un ejemplar de más de doscientas páginas que gravita en torno a la madre de todas las historias de piratas, a la novela que creó una imagen icónica del género, que aún hoy perdura. Un libro rico en contenido que aglutina textos analíticos de firmas como Rosa Montero, que, siguiendo un itinerario habitual para esta periodista, analiza la influencia de la mujer de Stevenson, Fanny Sitwell, en la obra del escritor. O del editor Constantino Bértolo, que, también fiel a su apuesta por la literatura comprometida social y políticamente, analiza cómo en La Isla del Tesoro está presente la diferencia de clases de la época en que se escribió, con el apogeo de la burguesía y el crecimiento del proletariado industrial. O de Manuel Hidalgo, que echa un vistazo a la proyección que ha tenido la obra magna de Stevenson en el cine. Se incluyen también más de cincuenta ilustraciones originales, del cuño de destacados dibujantes como Fernando Vicente o David Pintor, y tres cuentos de piratas, uno del propio Stevenson, otro de Juan Madrid y un tercero de Tabucchi.
Una auténtica joya editorial para empaparse de la célebre historia de Jim Hawkins, el protagonista de La Isla del Tesoro. La historia de un viaje personal, que no solo conduce a un tesoro, sino también a la madurez, a raíz de que el imberbe Hawkins experimente, en un tiempo récord, todo un carrusel de emociones y aprendizajes sobre la amistad, la responsabilidad, el miedo o el acecho de la muerte. Es la casualidad la que lo lleva a embarcarse en esta aventura: abandona la posada familiar tras descubrir un extraño mapa, dejando atrás a su madre, en pleno duelo por el reciente fallecimiento de su padre, y sufriendo al turbio capitán Flint, uno de los personajes más siniestros que ha dado la literatura, pisándole los talones. La expedición, por otro lado, permite al lector del siglo XXI conocer la era victoriana, con la eclosión del cientificismo, las expediciones a los confines del Imperio Británico o el desarrollo de los transportes.
Tuvieron que confluir varias circunstancias en la vida de Stevenson para que se le ocurriese esta narración tan trascendental en la historia de la literatura: su pasión por los relatos de aventuras, sus conocimientos de Ingeniería Náutica (empezó esa carrera antes de entregarse a la de Derecho), su apego al mar y las conversaciones con su hijastro Lloyd; esto último fue lo definitivo, y en particular, el día clave fue aquel en que sorprendió al niño dibujando el mapa de una isla, algo que desató la imaginación del escritor. La Isla del Tesoro se publicó primero, por entregas, en la revista juvenil Young Folks Magazine. Y, como efecto inmediato, además de un gran éxito entre los lectores, provocó que Stevenson ganase seguridad, y a sus treinta años, cuando le quedaba poco más de una década de vida (estuvo gravemente enfermo desde muy niño), se animó a escribir y publicar de forma considerablemente prolífica. Así, en breve llegaría La flecha negra, y muy poco después, su bestseller y mejor obra, El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde. En plena eclosión del género de la novela, con el estilo naturalista como guía, Stevenson se desmarcaba oponiendo estos relatos de aventuras a la tendencia dominante. Sí coincidía con ella en el lenguaje sobrio y en concederle gran importancia a la psicología de los personajes. Pero se diferenciaba al encumbrar la acción como un elemento básico del engranaje de la trama.
Grapchiclassic ha creado una obra de consulta para explorar esta isla que hay que leer y conocer, La Isla del Tesoro. Creó la imagen que hoy tenemos de los piratas clásicos, permite reflexionar sobre nuestro viaje de la juventud a la madurez y nos describe la sociedad victoriana. Y, por si fuera, poco, nos entretiene.
La Isla del Tesoro. El mapa de los sueños. Graphiclassic (Huerga y fierro). www.graphiclassic.es