El pasado mes de julio, la ilustradora Elena Odriozola añadía el Premio Nacional de Ilustración a su ya nutrido palmarés. Un galardón con resonancias ahora que la ilustración está tan de moda, “creo que bastante. Al menos poco tiene que ver con cuando yo empecé”, asegura ella, si bien añade que “aunque te reconozcan, no estamos muy bien valorados la mayoría de las veces”. Desde que en 1997 comenzó a empuñar el lápiz de manera profesional, con un trazo muy propio, sencillo, sinuoso y onírico, ha vestido palabras mayores de la literatura universal, como las de Pablo Neruda o Mary Shelley, en libros publicados en más de una decena de idiomas.


¿Qué significa ganar un Premio Nacional de Ilustración? Pues una alegría enorme. Y una ayuda para seguir.


¿Una buena portada o unas buenas ilustraciones pueden ser un criterio para comprar o no un libro? Para mí sí que es un criterio, pero no me vale sólo con la portada. Tengo libros en idiomas que no entiendo, pero si las ilustraciones me cuentan una historia no hay ningún problema.


Te has enfrentado a Tolstoi, Mary Shelley y Neruda. ¿Cómo definirías brevemente tu relación con cada uno de estos tres grandes y sus personajes? Con cada uno es diferente, pero me pasa con todos los autores. Es verdad que cuanto te ofrecen un texto clásico la calidad está garantizada y siempre te apetece hacerlo (según que texto, claro, no creo que uno pueda hacerlo todo). Más que de la relación con los autores hablaría de la relación con su texto.


Has publicado en México, Japón... ¿Has de adaptar los códigos de tu lenguaje ilustrado a cada país? Los libros que tengo en japonés han sido traducciones, ya estaban hechos. Con México no hubo mayores problemas... pero con los países anglosajones es diferente. Durante un tiempo trabajé con alguna editorial inglesa y tuve que dejarlo, no era capaz de adaptarme a su forma de trabajar, cada libro era un desgaste enorme intentando explicar que eso no lo podía hacer. Si te dicen qué colores utilizar, incluso aconsejarte qué hacer... Mal vamos. Si te quitan la parte más importante del trabajo, que es pensar y decidir qué contar, ¿qué queda? Un trabajo de mano de obra que no me interesa.


¿El libro electrónico va a suponer un problema para los ilustradores? No me puedo anticipar al futuro pero lo dudo.


Trabajas normalmente por encargo. ¿Qué haces si ante un trabajo un cliente te dice: “no me gusta“? Normalmente no he tenido problemas. Y un “no me gusta” no me vale. Quiero decir que tiene que estar argumentado. Si lo está es algo que se puede hablar. Pero si es un no me gusta porque sí... O una tontería tipo “hazle morena en vez de rubia”... Bueno, siempre habrá otra persona que lo pueda hacer.


Desde hace seis años, trabajas en tu primer proyecto propio, junto a Gustavo Puerta. Se titula Sentimientos encontrados. ¿Qué nos puedes decir de él? Simplificando, es un libro que habla sobre sentimientos y emociones, y para ello se vale de una casa y sus habitantes. Está dibujado a lápiz, en blanco y negro. Y las páginas van divididos en bandas, para que cada lector haga su propia lectura.


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