En una carta íntima publicada en su cuenta de Instagram, el cantautor Leiva atraviesa con transparencia su relación de amor y odio con Princesas, el hit que compuso en 2001 y lanzó en 2005. Confiesa que, durante más de una década, evitó cantar ese tema en directo por sentir que “hablaba muy poco de mí”. Ahora, en su gira Gigante, le ha vuelto a hacer un hueco en el bis como homenaje a sus seguidores y para reconciliarse consigo mismo.
'Princesas'
El fenómeno del éxito inesperado puede ser tan glorioso como agobiante. Así lo vivió Leiva, quien en 2001, con apenas 21 años y viviendo en casa de sus padres, compuso sin mayor pretensión Princesas, una canción que acabaría cambiando el curso de su trayectoria musical.
En 2005 fue incluida como primer sencillo en el disco Animales, parte catalogado hoy como su carta de presentación con Pereza. Su melodía, su letra sencilla y su ritmo pegadizo la convirtieron en un éxito arrollador. Y, paradójicamente, también en una fuente de incomodidad. “La eliminé durante 12 años del repertorio porque la odio profundamente y, a todas luces, habló de mí muy poco rato”, confesó Leiva en esa carta íntima que compartió con sus fans.
¿Por qué un artista querría borrar del mapa su canción más celebrada? Para Leiva, el motivo fue emocional y existencial. Interpretar una melodía que se repite en la radio, en cada reunión, “hasta en la puta sopa”, terminaba por generarle una sensación de extravío, como si la canción respondiera a una versión artificial de sí mismo. Su relación con la fama pasó por etapas frágiles, salpicadas de episodios de ansiedad, de terapia y de rechazo íntimo a esa exposición que el hit conllevaba.
Aun así, admite que su explosión de popularidad le permitió financiar sueños: desde restaurar una furgoneta Volkswagen T2 naranja estilo Scooby-Doo, hasta comprarse su primera guitarra Fender Telecaster. En ese contrasentido también habita el núcleo de su sinceridad: “Lo odiaba, pero me dio herramientas para vivir de la música”.
Durante más de una década, Leiva renunció a interpretar Princesas. Pero algo cambió en 2025. Con su gira Gigante, la más ambiciosa de su carrera, volvió a replantearse su vínculo con la canción. Y es que, como reveló en su carta, “24 años después, he logrado sacudirme la culpa y entender que solo soy un vehículo para recordar a algunas personas quiénes fueron, y, con un poco de suerte, quiénes son hoy”.
Era como asumir que una canción cobra vida por sí misma, más allá del ego del autor. Así, decidió introducirla de nuevo en el repertorio como un gesto afectivo para “los nostálgicos”. El momento llegó en junio, durante dos noches en el WiZink Center de Madrid, y volvió a repetir en otras plazas españolas durante 2025. En el bis, Princesas arrasa. Y Leiva lo celebra: “Me rindo y la pongo en el bis. Cada noche, combato mi ruido interno agarrándome a las caras de felicidad del público”.
Para Leiva, hoy, parece ser un puente: entre quien fue en la litera de su infancia en Madrid y quien es ahora, con una carrera consolidada.
La gira española concluirá el próximo 8 de noviembre en el Palau Sant Jordi de Barcelona, antes de comenzar una etapa latinoamericana con paradas en Santiago de Chile, Montevideo, Buenos Aires y Ciudad de México. Será el espacio para comprobar si su reconciliación con Princesas encuentra también la de su público.
Al ojo externo, Leiva devuelve hoy el don que sintió que le había sido robado: cantar esa canción que ya no es solo suya—sino un recuerdo compartido. Porque hay canciones que uno ama, hay canciones que uno odia, pero también están las que hay que asumir. Leiva lo ha hecho.