La música puede ser muchas cosas: escaparate, industria, espectáculo. Pero para algunos, es un reflejo de su propia vida, una manera de expresar lo que las palabras no siempre alcanzan. Juancho Marqués lo tiene claro: su arte no busca el reconocimiento ni la inmortalidad, sino la verdad. Con Canciones sin videoclip Vol. 1, su sexto álbum en solitario, regresa al rap desde una óptica más desnuda, más cruda, más suya.

En un mundo dominado por la inmediatez y el consumo rápido de contenido, donde la forma muchas veces pesa más que el fondo, Juancho reivindica la esencia de la música: “Lo importante es el mensaje, no el envoltorio”. Su nuevo trabajo deja a un lado artificios visuales para centrarse en la palabra y en el sonido puro, recordando que la autenticidad es su mayor seña de identidad. No le interesa el marketing agresivo ni la obsesión por los números; su propósito es otro, más etéreo, más humano.

En esta conversación, el artista madrileño desvela la profundidad emocional que recorre Canciones sin videoclip, un álbum que funciona como una suerte de carta de agradecimiento a quienes han acompañado su camino. “Nunca he sabido separar la persona del personaje”, confiesa, reivindicando la importancia de mantenerse fiel a uno mismo en una industria que muchas veces exige lo contrario. También habla de la influencia de la calle, del fútbol de los domingos con amigos como refugio, del amor (en todas sus vertientes) y de la forma en que la pérdida de su madre y el aprendizaje que le dejó el Alzheimer han marcado su visión sobre la vida.

Su discurso es claro y directo: cada vez le importa menos la huella que dejará su música. Lo que realmente le preocupa es lo que deja en los demás. “No se trata de trascender, sino de ser buena persona”, dice con convicción. “Dando las gracias, simplemente”, responde cuando se le pregunta por cómo se despediría de la música si su carrera terminara hoy. Y quizá ahí radique la clave de su legado: en el agradecimiento sincero, en la renuncia al ego y en la certeza de que lo importante no es lo que dejas en la industria, sino en las personas.

Juancho Marqués se libera del ego en Canciones sin videoclip


PREGUNTA (P): Con Canciones Sin Videoclip vuelve Juancho Marques al rap, a sus orígenes. Es tu sexto álbum en solitario. ¿Cómo describes este trabajo, cómo surge la idea?

RESPUESTA (R): Tenía ya esta idea antes de la pandemia, lo que pasa que cuando vino la pandemia nos pilló en Galicia e hicimos el disco anterior un poco fruto de ese contexto en el que estábamos en una casa en Galicia y creamos lo que salió en el momento sin pensar en hacer este tipo de trabajo y posponiéndolo un poco. Ya tenía ganas de hace años.

En cuanto a mi trabajo, también siempre he sido un poco de ir a contracorriente. Me parece menos interesante a nivel artístico el hecho de que propongas algo que ya está ahí. Me gusta proponer algo diferente y creo incluso que tiene más sentido en un contexto en el que cada vez el contenido importa menos y solo importa quizá la forma o el diseñar canciones un poco radiofórmula, como se decía antiguamente.

Ahora en esta etapa de la vida, ya no solo por el contexto sino por la etapa de la vida, quería contar cosas y me quedaban cosas por contar. Era un poco esa sensación, de decir ‘joder, lo importante al final es la música, es hacer canciones y es el mensaje, no todo lo demás, no revestirlo de un videoclip muy guapo, con ropa muy guapa’. Desde mi forma de verlo esto no es lo que importa.

En el arte no hay trono
no envidio, no lloro

P: 20 años sin aparecer en la portada de un disco, en Canciones sin videoclip apareces. ¿Por qué?

R: Si te das cuenta sale como la mitad. Pero la gracia de esto es que el disco físico es un disco que es completamente negro y tú cuando le aplicas calor con un mechero o frotas con la mano se descubre la portada. Ni siquiera está mi cara en portada, pero es como decir ‘si profundizas y quemas un poco, se deja ver’.

De hecho, si te das cuenta, todo el mensaje que había trasmitido anteriormente en el primer single que saqué, el de CSV - Intro, salgo quemando todas mis cosas. Entonces esta forma de quemarlo es un poco el matar al ego y matar a lo material intentado transmitir el mensaje de que lo importante no es lo que has hecho ni que eso vaya a trascender, si no lo importante es el momento, es el ahora.

Lo importante es lo que dejas en los demás, lo que van a hacer los siguientes que vengan después de ti, no la pieza material en sí. Al mismo tiempo, no quería quemarlo de una forma vacía, sino con las cenizas construir algo nuevo. De hecho, mi primera idea del videoclip era quemar todo este tipo de materiales, que además los quemé realmente, y luego recoger esas cenizas y construir una especie de collage y construir la portada de esa manera. Con este efecto es algo como que descubres una parte de mí pero la otra está quemada.

P: Desgranando el disco. Me llama la atención Campo de flores, en la que haces una oda a tus fans y una radiografía de tu vida. ¿Sale aquí el Juancho más sincero y agradecido?

R: 100%. En realidad es una canción de agradecimiento total. Creo que por una parte es la narrativa, es describir un poco lo que ha sido mi carrera, que entiendo que alguien que me haya acompañado durante mucho tiempo entiende o conoce de lo que estoy hablando.

Y sobre todo era una forma de dar las gracias completamente. Es una canción hecha para esas personas que me han acompañado de forma fiel durante todo este tiempo y para dar a entender que soy consciente de que sin ellos de forma literal no podría vivir de lo que hago. No sé cuánto tiempo me va a quedar o no, pero igualmente ya con lo que me habéis dado estoy completamente agradecido. O sea, es a corazón abierto, una carta de agradecimiento 100%.

Mientras uno me recuerde mi voz no morirá
ahora en mi cabeza ya no pienso en mañana
pero hoy estamos juntos para toda la eternidad

P: En Si no hubiera pones en relieve el qué hubiera pasado si no se hubieran hecho las cosas como se hicieron y hablas de diferentes situaciones vividas. ¿Cómo de importante es para ti el mantenerse fiel a uno mismo, recordar de dónde vienes?

R: Para mí es fundamental porque nunca he sabido separar el personaje de la persona. Entiendo que soy un producto o soy una marca, pero nunca he querido construir ese producto o esa marca en base a algo que no soy.

Igual es el contexto en el que estoy, que vivo en un pueblo. Entonces si de repente creo un personaje y la gente que me ve en el mismo sitio en el que bajo a desayunar todos los días, o donde voy a comprar las frutas, la verdura, me dirían ‘qué haces muchacho’… o como dicen en mi pueblo, ‘anda, hermoso, te estás flipando’. Pero nunca he sabido separarlo ni he querido. De hecho, creo que, si hubiera creado un personaje que no soy yo, se me notaría. Hay gente que se le da bien, también es legítimo y está bien, pero a mí se me notaría.

Tampoco he aspirado nunca a tener millones de fans

P: ¿Y cómo llevas la exposición mediática?

R: Lo llevo bien porque tengo una fama cómoda, no es algo que te exponga ni te condicione mucho la vida. Hay días que no me piden fotos, hay días que me piden diez fotos… No me condiciona tanto como para tener que dejar de hacer las cosas que he hecho siempre, aunque eso no quita que en algún contexto no puedas ser natural o te tengas que cortar de lo que hagas o lo que no.

Hay cosas concretas que a lo mejor no puedo hacer tan normal, pero esto es un porcentaje muy pequeño. La mayoría del tiempo de mi vida lo paso como cualquier otra persona y además es lo que quiero y lo que no quiero perder nunca. Por eso creo que tampoco he aspirado nunca a tener millones de fans. Creo que ni siquiera querría esa situación. Evidentemente intento que mejore, intento poder vivir bien, intento poder también conseguir más dinero para poder proponer más cosas artísticas, para poder pagar mejor a la gente que está contigo, para poder proponer más cosas y poder continuar viviendo de lo que hago. Pero más allá de eso, yo estoy bien así. Y si sigue así, lo firmo.

P: También hay una canción que no debería estar. "Al final te fuiste sabiendo mi nombre". ¿Cómo afectó el fallecimiento de tu madre a este disco? ¿Y qué lecciones has sacado del Alzheimer?

R: No sé si afectó al funcionamiento del disco. De hecho, el disco estaba encarrilado antes de que mi madre falleciese y la enfermedad de mi madre ya la tenía desde hace diez años. Evidentemente, sobre todo la gente que a lo mejor ha vivido de cerca la enfermedad de algún familiar con Alzheimer, la última etapa es muy jodida porque son situaciones muy desagradables.

Mi madre cada vez fue perdiendo facultades, pero nunca dejó de saber quién era yo, nunca dejó de reírse conmigo. Quitando los últimos cuatro meses que fueron muy duros, nunca vi la enfermedad de mi madre como un drama, incluso a veces me siento un poco agradecido a la vida, entre comillas, porque me ayudó a acercarme mucho más con ella, a sentirme más unido, a aprender a tener paciencia, a hacer cosas que no sabía si iba a ser capaz. Creo que me dio la oportunidad incluso de devolverle una pequeña parte de todas las cosas que ha hecho por nosotros.

P: En este disco hablas de trascender más allá de lo físico. ¿Cómo te gustaría que se recuerde tu legado artístico?

R: Si te digo la verdad, cada vez me importa menos cómo se recuerde mi legado artístico. Lo que quiero intentar es que me recuerden como una buena persona. Y esto a pesar de que también sé que he cometido muchos errores en mi vida y los sigo cometiendo. No soy perfecto pero cada vez intento más acercarme a intentar hacer las cosas lo mejor posible. Lo que se recuerde de mi legado artístico me da igual, porque creo que en algún momento del tiempo mi legado se olvidará, igual que el de todos.

Todo al final acaba pereciendo, por eso creo que lo importante es lo que dejas en el resto de personas. Lo importante no es mi legado artístico, lo importante es lo que a lo mejor tú, como oyente, puedas sentir y lo que tú enseñes al siguiente. Y lo pienso de verdad, igual que hace diez años era como ‘va, tengo que dejar algo para la posteridad’, ahora se me ha ido. Creo que evolucionar de forma espiritual es eso, como que la parte material y el ego no importa, al final lo que importa para mí es el agradecimiento, la bondad y el perdón.

P: En la música y en la vida, ¿cómo se distingue entre rendirse y saber cuándo es hora de irse?

R: Yo escribí una vez que crecer es aprender a desprenderse y creo que es una máxima importante. Creo que con eso que hablábamos también tiene que ver con el ego y con lo material, el saber aceptar, el dejar a alguien que quieres por el hecho de entender su felicidad por encima de tu propio egoísmo, me parece que es también evolucionar en la forma de amar, porque al final si todos fuésemos egoístas lo que querríamos sería tener lo que queremos en cada momento, independientemente de los demás.

Y yo creo que también hay que aprender a tener esa empatía. Si las situaciones de la vida son distintas y sé que esa es la forma en la que yo vivo o nuestros caminos al final son antagónicos de alguna forma y lo que nos va a hacer es sufrir prefiero que nuestros caminos se separen y que tú seas feliz.

Y para mí eso creo que no es rendirse, sino al revés, es aceptar que los demás importan y que querer a alguien o amar también tiene que ver con saber irse y saber dejar marchar.

Amar es un acto de fe,
el que tiene poca fe tiene poco amor también

P: Barrio, fútbol, literatura… ¿Cómo ha influido la calle y la cultura popular en tu forma de escribir?

R: Influye porque creo que soy una persona que me he movido en todos los espacios. No soy una persona ni de quedarme en casa, ni de siquiera moverme con un mismo círculo de personas. Precisamente creo también, por ejemplo, que la versatilidad que creo que muestro en la música a la hora de moverme por diferentes géneros o trabajar con diferentes tipos de personas, o de saber adaptarme a diferentes contextos, también esto no solo lo expreso en la música, sino incluso es algo que busqué y potencié cuando fui consciente de que en la vida me ha pasado siempre lo mismo.

Al principio además esto me generaba inseguridad, porque yo no me sentía nunca como parte de ningún espacio social, pero al mismo tiempo me di cuenta de que era capaz de estar en muchos.

Entonces creo que sí ha influido en mí, porque al final también manejo el lenguaje un poco de la calle, más cotidiano. Pero creo que he tenido la suerte de que he vivido en todos los aspectos sociales, desde los más jodidos hasta los más tranquilos, por así decirlo. Y probablemente no he sido ni una cosa ni la otra, pero yo creo que todo ha influido. Ya no solo a manejar ese lenguaje, sino también porque soy una persona inquieta y siempre he tenido un perfil de observador. De cada lugar en el que he estado he aprendido algo y es algo que también me ha hecho ver las cosas de X manera y también expresar en la música todo aquello que veo.

P: Centrándonos más en el fútbol, como amante confeso que eres, y killer. Hoy vemos una mercantilización extrema del deporte, con grandes intereses económicos involucrados. ¿Cómo percibes la transformación del fútbol en los últimos años?

R: No creo que sea transformación del fútbol solo, es una transformación social completamente. Creo que al final el dinero manda, pasa en el fútbol y pasa en todo, en la música, en la política, en absolutamente todo. Evidentemente, cierto romanticismo se pierde. El problema de esa parte es que de alguna forma cada vez se pierde más el gusto de hacer las cosas por el hecho de hacerlas.

Muchos futbolistas renuncian a disfrutar en un lugar que a lo mejor están más cómodos, en el que están más cerca de su familia, en el que tienen otras cosas por ganar más dinero, cuando incluso a lo mejor con ese dinero podías haber vivido bien y prefieres tener 20 veces más.

Yo en mi caso concreto, no quiero. Sé que no voy a ser más feliz por el hecho de tener más dinero, más fama, que incluso a veces lo contrario. Quiero llegar a un punto de equilibrio en el que si tengo fama, que sea una forma cómoda, que no me condicione mucho la vida y que tenga la capacidad económica como para poder vivir tranquilo.

P: Y en todo este desapego, ¿qué papel juega para ti el fútbol de los domingos con tus colegas?

R: Para mí es liberación pura. Es de las cosas más felices que me hacen y de hecho ya voy teniendo una edad, ya tengo 37 años, la edad de Messi, y los dos estábamos a punto de retirarnos.

Estoy con mis amigos, disfruto de competir, me encanta el deporte, yo qué sé. Cuando me fui a vivir a Inglaterra y jugué muy poco al fútbol, yo soñaba con el fútbol. Pero bueno, me pasa con el deporte en general, que al final sé que el tiempo igual que va a acabar con mi carrera artística, con mi legado, también va a acabar con mis goles. Tengo que intentar marcar los máximos posibles antes de que se me acabe.

Le doy valor al tiempo, no a las cosas materiales

P: No podemos dejar de mencionar que rompes con el mainstream, te saltas los frontstage. También tienes constantemente gestos con tus fans, has regalado tus discos de oro… ¿Qué valor le das hoy a lo material y qué queda cuando todo esto desaparece?

R:  A ver, a lo material le doy valor en el sentido de que lo veo como un medio para conseguir otro fin. A lo material no le doy un valor de finalidad. Le doy valor al tiempo, no a las cosas materiales.

Por ejemplo, si tengo algo más cómodo, si tengo más recursos, pues a lo mejor puedo disfrutar de más tiempo libre o puedo organizarme de otra manera, pero el valor que le doy a lo material es eso, como un medio. No lo persigo como un objetivo. Incluso la misma música no la percibo como un fin, la percibo como un medio que me ayuda a disfrutar de trabajar con mis amigos, de organizarme como yo quiera, de ser mi propio jefe. No necesito tener una casa mega gigante para vivir, la adecúo un poco a las circunstancias que me hagan ser feliz. Entonces la intento equilibrar en términos de felicidad.

P: Tras casi dos décadas en la música, de pasar del todo a la nada… ¿cómo gestionaste todo ese vaivén y qué ha cambiado más en Juancho como artista y como persona?

R: He tenido un montón de fases, he tenido fases incluso de flipármelo de alguna manera, aunque la mayoría no eran así, casi eran lo contrario, de como súper pesimismo. He tenido altibajos también cuando tienes ese rollo de preocuparte tanto por el tema del ego que al final muchas veces parte de una inseguridad. Al final creo que cuando empiezas en esto también buscas ese punto de reconocimiento, de hacerte valer, incluso funciona por imitación. Entonces en ese camino de encontrarte contigo mismo y de establecer tu propia identidad, pasas por muchas fases.

De hecho, también recuerdo que buscaba el tocar en sitios grandes, que viniese mucha gente a verme, y luego cuando lo vives y llegas te das cuenta de que no es lo que buscas. De hecho, me pasó en el Viña Rock, pensaba que era mi objetivo y cuando llegas ahí ese día me bajé con ganas de llorar. ¿Y qué pasa? Estoy viviendo lo que supuestamente era mi sueño y estoy jodido. Entonces he pasado por muchos altibajos y ha sido difícil de gestionar. También tuve la suerte de que ahora creo que sí antes la exposición mediática era algo menor, ahora el que asoma la cabeza y se pega pasa de 0 a 100. Nosotros, en nuestro caso, el rollo urbano, estaba en crecimiento, pero no lo cogimos en el pico más alto como ahora. Entonces si hacías una cagada o te sentías mal o lo que sea, tenías más tiempo de corregirlo y era un poquito más progresivo.

En ese sentido creo que he tenido la suerte de tener más tiempo para gestionarlo y conocerte a ti mismo y observar en otros sus aciertos y sus fallos, y llevártelos un poco a ti. Evidentemente no ha sido fácil, pero en el punto en el que estoy ahora, cada vez me entiendo mejor, cada vez conozco mejor cómo funcionan las cosas y eso sí, gracias a que el crecimiento ha sido progresivo.

Quisimos trascender en el hip-hop
no componer pensando en el trend de TikTok

P: ¿Cómo ves el panorama de la música actualmente? Te niegas a componer canciones pegadizas para TikTok, ¿son las plataformas y la inmediatez una oportunidad o le quitan esencia a la música?

R: Como todo en la vida no todo es blanco o negro. Tengo la sensación de que unos años atrás fue el mejor momento para hacer las cosas de la forma más libre. En el momento en que pasó de que el dinero estuviese para las multinacionales en las ventas físicas y pasó a lo digital, hubo un momento de transición en el que no había multinacionales ni había mucho foco de atención en sí mismo en la distribución.

Y aparte no había tanta influencia de algoritmos y playlist. Entonces, de alguna forma, de forma orgánica, tú podías promocionar lo tuyo y llegaba a todo el mundo de una manera más democrática. No dependía de que tú estuvieras en una posición en una playlist X ni de que Instagram o TikTok premiaran con el algoritmo tu trabajo en base a los criterios que quieran, porque tú lo publicabas y salía.

Ahora otra vez creo que es complicado porque creo que depende de muchos factores. O sea, creo que puedes hacer muchas cosas para intentar comunicar o hacerlo llegar, pero ya no es tan fácil. Depende de muchos factores que no dependen de ti.

P: ¿A dónde se dirige ahora Juancho? ¿Qué tienes pensado?

R: Yo quiero seguir con la idea esta de CSV, de mantener este discurso, no quiero matar el mensaje porque creo que es algo que quiero continuar y que quiero contar. También es donde me siento cómodo. Entonces mi idea es igual que he hecho este disco de rap, quiero hacer un segundo volumen de rap, de CSV, y entre medias ahora quiero sacar algo más hablando del tema de amor y un poquito menos raperos.

Quiero seguir haciendo canciones de rap, pero como también me gusta hacer otro tipo de música y divertirme de otra manera, entremedias hacer un poco lo que me dé la gana. Tengo que pensar cómo hacerlo para que la gente no piense que me estoy volviendo loco. Quiero sacar un EP en el que hay una cumbia, hay un bolero....

Intentaré eso, que la gente lo entienda tal y como yo lo quiero hacer. Pero bueno, que al final también creo que forma parte de mi identidad la versatilidad o la capacidad de adaptación.

P:  Si tu carrera terminara hoy, ¿cómo te despedirías?

R: Dando las gracias, simplemente. Te lo podría extender un poco más, pero diría gracias.

Gracias por estar, por los mensajes
por pagar la entrada
por quererme cuando lo necesitaba
cuando ni yo mismo me importaba

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