La llegada de Wicked: Parte II a los cines este 21 de noviembre ha cerrado la adaptación del musical de Broadway creado por Winnie Holzman. La película, con Cynthia Erivo y Ariana Grande retomando sus papeles, ha continuado la historia cuyo primer capítulo superó los 750 millones de dólares en taquilla. Jon M. Chu ha explicado que esta segunda parte ha buscado profundizar en la verdad que se esconde tras la precuela de El mago de Oz, una intención que ha marcado toda la campaña de promoción del filme.

El director ha señalado que quería que el público saliera del cine con la sensación de haber encontrado un punto de claridad. En sus palabras, “espero que les dé a las personas el valor para expresar su opinión, porque ahora estamos escribiendo la historia”. Ha indicado también que la secuela ha abordado cuestiones como la desinformación institucionalizada o las crisis de desplazados, elementos que han entrado en la narración sin intención de trazar paralelismos directos con la situación política actual, pero sí con la idea de cómo se construye la identidad en momentos de incertidumbre.

Jon M. Chu ha recuperado una frase clásica del propio Oz, interpretado por Jeff Goldblum, para subrayar esa idea. “El mago dice: ‘La verdad no es cuestión de hechos ni de razón, sino de consenso’.” El cineasta ha recordado que esa línea fue escrita hace dos décadas, lo que para él demuestra que los relatos que perduran suelen contener mensajes que reaparecen en distintos contextos. Elphaba, Glinda y el resto de personajes han vuelto a sostener un universo que combina lo fantástico con decisiones que definen el rumbo de la historia.

En esta secuela, el equipo ha trabajado para mantener ese tono. Han recuperado escenas centradas en la construcción del mito de Oz y han dado más peso a la evolución de Elphaba frente a los mecanismos de manipulación que rodean al reino. La película ha buscado conservar el carácter visual del musical original reforzando las transiciones entre los momentos íntimos y los números corales, algo que ha guiado parte del proceso creativo durante el rodaje.

Las críticas por woke que recibió Wicked: Parte I tras su estreno, así como los casos de censura en varios países, han acompañado el lanzamiento de esta nueva entrega. Chu ha respondido defendiendo la solidez del cine como medio. Ha afirmado que “lo grandioso del cine y de los cuentos de hadas es que no se pueden borrar”. Ha añadido que, al haber sido creados por miles de personas, los relatos acaban encontrando a su público más allá del ruido que se genera alrededor de ellos. Según el director, esa permanencia es parte del proceso por el que una sociedad define su forma de entender la humanidad.

Durante la promoción, también ha comentado las preguntas que surgieron tras la pandemia y que han influido en su trabajo. Ha mencionado dudas sobre cómo se reconstruye un mundo después de una ruptura global o sobre quiénes seríamos tras un confinamiento que cambió rutinas y normas. La secuela ha incorporado esas inquietudes a través de conflictos internos que afectan tanto a las protagonistas como al propio reino. La idea de valentía ha mantenido su lugar central en el mensaje del filme. Chu ha explicado que la historia de amistad entre Elphaba y Glinda se sostiene sobre ese concepto y que su presencia conecta la narrativa con cualquier época. Ha añadido: “La valentía no caduca. Y si en algún momento no tuviste el valor de alzar la voz, no pasa nada, aún hay un mañana”.

Con su estreno en salas, Wicked: Parte II ha ofrecido el cierre de un relato que ha permanecido vigente durante dos décadas. La película ha recuperado los elementos del musical que han acompañado a varias generaciones y ha buscado trasladarlos a un nuevo momento de la audiencia. Su recepción inicial ha apuntado a que la historia sigue encontrando espacio en la conversación pública, un punto que su director ha destacado como una de las razones por las que considera que “el poder del cine es mayor que el de los haters”.