En una entrevista distendida, Emilia Mernes sorprendió a sus fans confesando que es una gran seguidora de la saga Rocky. Su momento predilecto es el combate final de Rocky IV, en el que el boxeador estadounidense vence al soviético Iván Drago. Lo que parecía una simple anécdota cinéfila se convirtió rápidamente en tema de debate en Twitter, donde muchos usuarios interpretaron el comentario como una indirecta política y la relacionaron con la victoria de Javier Milei sobre Sergio Massa en las elecciones presidenciales de Argentina.
Una frase que cruzó de pantalla
Hay declaraciones que nacen pequeñas y crecen de forma inesperada. Emilia Mernes, estrella pop argentina, participaba en una entrevista distendida cuando confesó que una escena de cine la ha marcado: “Cuando Rocky le gana al soviético Drago. Es épico”.
Para los cinéfilos, la respuesta es perfectamente comprensible. Rocky IV es un clásico de la cultura popular de los años ochenta: drama deportivo, himnos inolvidables, y una narrativa sencilla pero potente —el “underdog” contra el gigante invencible—. Sin embargo, en la Argentina de 2025, la escena no se queda en la ficción.
Para entender por qué esa escena resonó tanto, hay que volver a 1985. Rocky IV no es solo una película de boxeo: es una pieza de propaganda cultural en plena Guerra Fría. El guion opone a un púgil estadounidense humilde y carismático contra una máquina soviética imbatible. La victoria de Rocky no es solo deportiva; es ideológica.
La imagen del héroe alzando los brazos en territorio hostil, mientras el público rival termina coreando su nombre, ha sido reinterpretada en múltiples contextos. Para algunos, simboliza que la perseverancia individual vence a la maquinaria del poder. Para otros, es el triunfo del capitalismo sobre el comunismo.
En Twitter, bastaron unas horas para que esa frase fuera interpretada bajo un prisma político. Drago se convirtió en Massa. Rocky, en Milei. El ring de Moscú, en el escrutinio electoral. Y el guion de Stallone, en una suerte de profecía pop.
Lo interesante de este episodio no es tanto si Emilia Mernes pensaba o no en Milei al responder, sino cómo la audiencia proyectó sobre sus palabras un sentido político inmediato. En una sociedad hiperconectada, la cultura popular ya no es solo entretenimiento: es un repositorio de símbolos listos para ser reutilizados.
El paralelismo es tentador: Milei, como Rocky, llega al combate con menos recursos, contra un adversario más experimentado y respaldado por la maquinaria del Estado. Gana contra pronóstico, levanta los brazos, y se convierte en héroe para sus seguidores.
Rocky, Milei y el relato del ‘outsider’
La identificación de Milei con Rocky no es casual. El relato del “outsider” que desafía al sistema es uno de los más potentes en política. Funciona porque apela a una narrativa universal: la del individuo común enfrentándose a un poder establecido y triunfando gracias a su esfuerzo, carisma o determinación.
En el cine, ese relato suele tener un marco moral claro: el bien contra el mal, el débil contra el fuerte. En política, las fronteras son más difusas y la interpretación depende del punto de vista. Lo que para unos es un héroe libertario, para otros es un protagonista con un guion peligroso.
La política como narrativa de combate
En comunicación política, las metáforas bélicas y deportivas son habituales. Las campañas electorales se narran como combates: hay preparación, estrategia, golpe de efecto y, finalmente, un ganador y un perdedor. El boxeo, por su crudeza y su estructura de enfrentamiento directo, es un escenario perfecto para estas comparaciones.
Milei ha cultivado su imagen como alguien que “pelea” contra la casta, que resiste ataques y que no teme a rivales más poderosos. En ese marco, la figura de Rocky es un traje que le encaja bien en términos narrativos, aunque la comparación nazca del comentario de una cantante pop y no de su propio discurso.
El problema, claro, es que la política no es una película: no hay guion predecible, ni héroes invencibles. Pero mientras haya campañas, polarización y redes sociales, siempre habrá un Rocky y un Drago listos para representar la lucha del momento.