Cientos de personas forradas de Polo Sport, Nautica y Sergio Tacchini esperan en la puerta de La Riviera para disfrutar del show de Dano y sus Nuevos Trapos. El hecho de que estas personas vistan estas marcas pone de manifiesto la impronta que el artista, a través de los códigos inherentes en su música, ha dejado en ellos. Y que también esta era la ocasión perfecta para vestir sus mejores galas con el fin de rendir culto a una de las figuras más influyentes de la escena rap hispanohablante.

Antes de recorrer Latinoamérica, donde dará hasta 14 conciertos, Dano comienza en casa acompañado por DJ Swet para reventar un espacio lleno de gente dispuesta a romperse el cuello al ritmo de los kicks y snares que inundarían toda La Riviera. Pero no antes sin que uno de los invitados de lujo, el estadounidense BoriRock, diese su dosis de boom bap a los asistentes a modo de calentamiento.

Vestido con sus características gafas de sol y gorra, Dano levantó el telón con Magic Vac, tema que inaugura su último proyecto. No tardarían en sumarse a la fiesta Ergo Pro & Ill Pekeño y otras de las voces más reconocibles del panorama como Israel B, Solo K.OS, La Blackie o Pedro LaDroga. Tampoco faltó a la velada uno de los aliados más fieles de Dano durante toda su carrera, Elio Toffana. La química entre ambos es más que palpable y juntos desencadenaron un vibrante pogo al compás de Nitrógeno. Presenciar a todos estos artistas sobre el mismo escenario debe ser para los devotos de Spanish Rap Game como ver a todos Los Vengadores a la vez para los seguidores de Marvel.

Después de un breve descanso en el que no faltaron los cánticos contra Díaz Ayuso y Almeida, Escandaloso Xpósito y Hoss Benítez acompañaron a Dano en lo que fue el ocaso de la actuación. Armados con su saxofón y kit de batería, dejarían memorables interpretaciones de Brandon Lee, Gold Chains y Gaviotas, canción con la que cerró un recital que pese a durar cerca de las dos horas, dió la sensación de dejar con sed de más a los asistentes.

En un momento en el que el consumo de los productos musicales se asemeja más al del fast food, Dano sigue apostando por el slow cook con rimas medidas milimétricamente, dando como resultado un recital que proyecta y transmite todo su lore. Su obsesión por la perfección, la capacidad de incluir capas de R&B y yacht rock dentro del marco de los 90 BPMs, junto a los arreglos esquizofrénicos que acompañan sus sampleos indescifrables, declaran un profundo amor y respeto por la cultura hip-hop. Amor que desemboca en una actuación pulcra en la que el artista se deja el alma y lo noventero muta a lo contemporáneo sin dejar de lado las raíces del movimiento.

Súmate a

Apoya nuestro trabajo. Navega sin publicidad. Entra a todos los contenidos.

hazte socio