Belmonte, es una localidad situada en la provincia de Cuenca, en el corazón de Castilla- La Mancha. Guardando ese aire de villa medieval y sabor manchego, asombra y apasiona a sus visitantes por partes iguales. Este pequeño pueblo de 2.000 habitantes se muestra orgulloso de su pasado, y brinda a sus turistas una experiencia inolvidable donde la historia es la protagonista.

“Belmonte no es solo una maravilla arquitectónica y patrimonial, sino que también es una maravilla en su conjunto”

Este próximo fin de semana se celebra una jornada de recreación histórica, que abarcará desde el sábado 1 hasta el domingo 2 de junio. Durante esta jornada el visitante podrá conocer más en profundidad la apasionante vida de Doña Eugenia de Montijo, que llegó a ser regente del imperio francés y ordenó la restauración del Castillo de Belmonte. La localidad se sumergirá en el siglo XIX y el castillo se vestirá con sus mejores galas durante la celebración. El visitante podrá disfrutar de todos los elementos característicos de la época. Tendrán ocasión de ver a damas leyendo poesía, conocerán antiguos juegos de naipes entre caballeros e incluso el oficio del herrero, además, podrán relacionarse con un charlatán vendedor de elixires y una gitana echadora de cartas.

También, profundizarán sobre la vida, moda y costumbres de mediados del siglo XIX, con hechos tan importantes como los movimientos sociales y políticos que marcaron este período o la fundación de la Guardia Civil.

Belmonte se ha convertido en un auténtido especialista en recreación histórica. Cuenta con una asociación integrada por unas 60 personas, la mayoría vecinos del pueblo, que cada año organiza una representación sobre una época determinada con los personajes y acontecimientos que han marcado la historia de la localidad. Esta misma asociación ha montado también una casa de recreación histórica del siglo XV y que constituye la única de esas características existente en España.

El castillo de Belmonte, declarado Bien de Interés Cultural, reabrió sus puertas al público en julio de 2010, y ofrece al visitante un recorrido cultural a lo largo de la historia de tan emblemático monumento, desde el siglo XV, hasta la actualidad. Fue mandado construir por D. Juan Pacheco, I Marqués de Villena en 1456, sobre el cerro de San Cristóbal. Es de estilo gótico-mudéjar y destaca su estructura en forma de estrella, forma que adquiere gracias a su patio en forma pentagonal junto con sus grandes ventanales. En este castillo tuvieron lugar grandes acontecimientos, como la firma de la concordia por parte de los Reyes Católicos. Monumento nacional desde 1932, ha servido además, como incomparable escenario en multitud de películas – El Cid (1961), Los señores del acero (1985), Fuenteovejuna (1947) o El felino (1979), entre otras.-.

Además del Castillo de Belmonte, el pueblo otros lugares de enorme interés como la colegiata de San Bartolomé, casco histórico de Belmonte, el recinto defensivo, el Palacio del Infante D. Juan Manuel, el Convento de los Padres Franciscanos, y el Colegio de los Jesuitas, entre otros. Según la alcaldesa en funciones de la localidad, Angustias Alcázar, "no es solo una maravilla arquitectónica y patrimonial, sino que también es una maravilla en su conjunto”. Además subrayó, en un encuentro con periodistas en Madrid, que su pueblo era "el más bonito de toda Castilla-La Mancha" y así lo había acreditado un concurso organizado por la televisión autonómica. "No hay nada más bonito que un atardecer en Belmonte", añadió.

Combate medieval

Belmonte volverá a celebrar este año el combate mundial de lucha mediaval, una singular competición deportiva que cuenta con numerosos seguidores, especialmente en los países del Este, donde se originó. La localidad manchega celebra cada año la competición de la liga española y en 2014 acogió la primera edición del campeonato internacional. Recibieron entonces a más de 20.000 visitantes.

En el combate medieval la lucha es real. Se trato de un deporte de contacto con un fuerte rasgo histórico. Los combatientes utilizan indumentaria y armaduras de los siglos XIV y XV—reproducciones homologadas y revisadas por los jueces para comprobar que cumplen con un estricto reglamento— y empuñan espadas, mazas, hachas y escudos, cuyo peso oscila entre los 20 y 30 kilos.