Comprar una entrada para ver a tu grupo favorito o asistir a un gran evento deportivo es cada vez más caro. No solo porque el precio inicial sea alto, sino porque, en muchos casos, sube en cuestión de minutos según aumenta la demanda. Es lo que se conoce como “precios dinámicos”: un sistema que ajusta el coste en tiempo real y que, en los espectáculos en directo, puede dispararse hasta cifras inesperadas.

A diferencia de otros mercados, aquí no hay alternativas. No existe otro concierto en la misma ciudad con los mismos artistas ni otra final de un campeonato al día siguiente. Esa falta de competencia deja al consumidor sin opciones.

Los precios dinámicos hacen que pagues más por el precio de la entrada de tus conciertos

La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) considera que este sistema no aporta ningún valor y castiga al público más fiel. “Cuanta más gente quiere ir, más alto es el precio”, explican desde la asociación. Según la OCU, esto supone excluir a muchas personas de la cultura y el deporte en vivo, además de generar desconfianza: el espectador acaba preguntándose si realmente ha pagado un precio justo.

Con la campaña “Lo que pagamos por lo que no tiene precio”, la OCU reclama que se prohíban los precios dinámicos en los eventos en directo. La propuesta incluye que no se modifique el coste durante el proceso de compra, que el consumidor reciba información clara sobre cómo se calcula el precio y que se sancionen prácticas desleales.

No es la primera vez que se denuncia esta práctica. La OCU ya señaló a Ticketmaster en la venta de entradas para los conciertos de Bad Bunny en España en 2026. También ocurrió con la vuelta de Oasis en 2024: los tickets anunciados a 160 euros llegaron a alcanzar los 421 euros, un cambio que muchos compradores descubrieron tras pasar horas en la cola virtual.

Llamada de la OCU a la regulación en los tickes para conciertos

La OCU recuerda que, en otros sectores con competencia real, la variación de precios puede tener sentido. Pero en los espectáculos en vivo, donde la oferta es única y limitada, solo sirve para obtener el máximo beneficio de los asistentes.

Por eso, junto a Euroconsumers, la organización pide que los reguladores actúen y que los organizadores de conciertos y plataformas de venta garanticen un sistema más transparente. El objetivo es claro: que todos puedan acceder a la cultura y al deporte sin depender de precios que cambian sin explicación aparente.