Los electrodomésticos han transformado la vida cotidiana, facilitando muchas tareas del hogar. Sin embargo, su comodidad tiene un coste, especialmente en la factura eléctrica. Uno de los aparatos que más energía consume —y que a menudo pasa desapercibido— tiene un gasto que puede equipararse al de electrodomésticos tradicionalmente considerados como los más exigentes, como el frigorífico o la secadora.

Aunque es valorado por su versatilidad y eficiencia al cocinar, el horno eléctrico requiere una gran cantidad de energía, tanto al calentarse como al mantener la temperatura. Algunos modelos, además, continúan consumiendo electricidad incluso cuando no están en uso, debido al conocido "modo stand-by", una función de espera que puede parecer insignificante, pero que suma en el cómputo energético mensual.

Consumo significativo

Un horno eléctrico puede llegar a consumir entre 2.000 y 5.000 vatios por hora. Esto puede traducirse en un gasto mensual de entre 40 y 90 kilovatios-hora si se utiliza con frecuencia. En comparación, un frigorífico —que funciona de manera continua— consume entre 300 y 800 vatios por hora. Esta diferencia se debe a que el horno necesita alcanzar altas temperaturas en poco tiempo, lo que supone un esfuerzo mucho mayor para el sistema eléctrico.

El consumo dependerá también de factores como el tamaño y la potencia del horno, así como del tiempo que permanece encendido. Usarlo de forma más consciente puede ayudar a reducir el impacto en la factura. Además, en hogares donde se cocina al horno de forma habitual, este dato puede marcar una diferencia considerable a lo largo del año.

Consejos para un uso eficiente

Para minimizar el gasto energético, los expertos recomiendan planificar bien el uso del horno. Cocinar varios platos a la vez o aprovechar el calor residual apagándolo unos minutos antes de finalizar la cocción son prácticas útiles. También es importante evitar abrir la puerta durante el proceso, ya que esto provoca una pérdida de calor que el horno debe compensar con un mayor consumo.

Por último, se aconseja desenchufar el aparato tras su uso, especialmente en los modelos que permanecen activos en modo espera. En caso de fallos eléctricos o problemas con el panel digital, un reinicio puede evitar consumos no deseados.

Con pequeñas modificaciones en los hábitos de uso, es posible seguir disfrutando del horno eléctrico sin que suponga un coste excesivo en la factura mensual. A la larga, estos cambios no solo benefician al bolsillo, sino también al consumo energético del hogar en general.

Súmate a

Apoya nuestro trabajo. Navega sin publicidad. Entra a todos los contenidos.

hazte socio