Al suroeste de la provincia de Badajoz, casi en la frontera con Portugal y rodeado de colinas y dehesas, se alza Jerez de los Caballeros, uno de los pueblos más bonitos de España, que guarda con orgullo el legado de la Orden del Temple, que jugó un papel clave en la Reconquista en 1230. Sin embargo, la historia de este municipio viene de mucho más lejos. Ya en la Prehistoria estuvo poblado, como demuestran los restos arqueológicos encontrados en la dehesa de la Granja, con el Dolmen de Toriñuelo, declarado Monumento Nacional en 1926, Valcavado y la Palomilla. Fenicios, romanos y visigodos también vivieron en estas tierras, que formarían parte a partir de 711 del dominio musulmán, tras la batalla de Guadalete, cuando el rey visigodo Rodrigo fue derrotado por el Califato.

El último bastión templario


Muralla Jerez de los Caballeros (Foto: Junta de Extremadura)

Tras la reconquista cristiana, Jerez de los Caballeros fue cedido a la Orden del Temple como parte de su labor de defensa del territorio. Los templarios fortificaron la villa, construyendo murallas y torres que convirtieron a Jerez en un enclave estratégico. Durante el siglo XIV, cuando la Orden del Temple fue perseguida y disuelta por el Papa Clemente V, Jerez de los Caballeros se convirtió en el último refugio de estos caballeros clave en la historia de Europa, que se negaron a aceptar la orden papal. Según la leyenda, los últimos templarios fueron ejecutados en la Torre Sangrienta, un nombre que evoca ese trágico final.

Monumentos que narran la historia

El patrimonio monumental de Jerez de los Caballeros es un testimonio vivo de su pasado templario y su evolución histórica. Al adentrarse en el casco histórico, destaca la imponente Torre Sangrienta, que forma parte de la antigua muralla templaria. Su nombre, cargado de leyendas, nos transporta a los dramáticos episodios de la disolución de la Orden del Temple.


Silueta de la Igleisa de Santa María de la Encarnación, el templo más antigua de Jerez de los Caballeros, en Badajoz (Foto: Junta de Extremadura)

Desde allí, las ruinas del Castillo Templario se alzan como un emblema de resistencia y poder. Aunque el tiempo ha erosionado sus estructuras, todavía conserva la esencia de un pasado marcado por las cruzadas y la defensa de la fe. Este castillo, con su ubicación estratégica, era clave para controlar el territorio circundante y proteger a la villa.

En el punto más alto del pueblo se encuentra la Iglesia de Santa María de la Encarnación, una joya arquitectónica que fusiona estilos góticos y mudéjares. Su interior alberga elementos decorativos que narran la devoción y el esplendor artístico de épocas pasadas. Por su parte, la Iglesia de San Bartolomé, de estilo barroco, llama la atención por su espectacular torre decorada con azulejos, un icono visual que se ha convertido en símbolo de Jerez de los Caballeros.

También destaca la Iglesia de San Miguel Arcángel, otro ejemplo de la riqueza patrimonial de la villa. Este templo, con sus líneas austeras y robustas, refleja la importancia religiosa y cultural que Jerez ha mantenido a lo largo de los siglos. Cada iglesia, calle empedrada y rincón monumental cuenta una historia que invita a los visitantes a sumergirse en el pasado.

Cuna de conquistadores

Más allá de su pasado templario, Jerez de los Caballeros es conocido por ser la tierra natal de grandes figuras de la conquista de América, como Vasco Núñez de Balboa, el descubridor del océano Pacífico. Su legado se honra en la Casa Natal del Conquistador, donde se conservan importantes documentos y objetos históricos.

Cuenta también con el Museo de Arte Sacro, ubicado en el antiguo Palacio de la Vicaria, del siglo XIII y uno de los edificios más representativos de la arquitectura noble del municipio. En su día fue residencia del vicario general de la Orden de Santiago y en su interior exponen obras de arte religioso que durante siglos han estado custodiadas en el interior de las iglesias y ermitas de Jerez de los Caballeros.

Naturaleza y tradiciones que enamoran

Rodeado de un entorno natural privilegiado, Jerez de los Caballeros ofrece rutas de senderismo que atraviesan sus dehesas, llenas de encinas y alcornoques. El río Ardila proporciona un espacio idílico para quienes buscan disfrutar de la tranquilidad y la belleza de la naturaleza extremeña.


Homenaje de Jerez de los Caballeros a la Semana Santa (Foto: Junta de Extremadura)

Entre sus tradiciones más destacadas, la Semana Santa de Jerez, declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional, es un evento que combina arte, fe y pasión. Además, la Feria del Jamón Ibérico, celebrada en mayo, es una oportunidad única para degustar uno de los mayores tesoros gastronómicos de la región.

En julio, se viste de gala para celebrar el Festival Templario, un evento que transforma la villa en un escenario medieval. Durante varios días, las calles se llenan de mercados artesanales, representaciones históricas y desfiles que evocan la época de los caballeros templarios. Los vecinos y visitantes se sumergen en un ambiente único, con trajes de época, recreaciones de batallas y actividades para toda la familia. Este festival no solo rinde homenaje a la historia templaria de Jerez, sino que también es una ocasión para disfrutar de la música, la cultura y la gastronomía de la región.

La gastronomía: un placer para el paladar

La cocina de Jerez de los Caballeros refleja la esencia de Extremadura y la historia de esta tierra. Platos como el cochifrito, la caldereta de cordero o las migas extremeñas son solo algunas de las delicias que esperan a los visitantes. Pero el verdadero protagonista es el jamón ibérico de bellota, considerado uno de los mejores del mundo.

Y para terminar, uno de los dulces típicos: el bollo turco, elaborado a base de almendras huevo y azúcar, los pestiños y flores de miel.