En el PP no hay vergüenza. Mazón ha eliminado el tope salarial para Altos Cargos de su gobierno, camuflándolo en un Decreto de Emergencia de la DANA. Hasta ahora éstos podían cobrar hasta 105.100 euros anuales, pero ahora con esta medida ese límite se elimina. ¿Esta era su prioridad? ¿Después de más de doscientos muertos y de miles de familias que lo han perdido todo en esta tragedia, lo más importante para el presidente de la Generalitat del PP era subirle el sueldo a la gente de su gobierno? ¿Lo único prioritario para el PP es la “pasta”? ¿Esto es lo único que les importa? Es indecente.

Mazón nunca ha estado a la altura. No lo estuvo durante la DANA y sigue sin estarlo ahora. Su estrategia es la de siempre del PP para capear crisis: esconderse, desaparecer y esperar a que pasen los días. El presidente de la Generalitat cree que, si no aparece en los medios de comunicación, si no aparece en ningún pueblo destrozado, si no dice nada de nada, lo mismo la gente se olvida de él y de su incompetencia. Se equivoca. Los valencianos y valencianas no lo aguantan más.

Mazón pretende esconderse debajo de un uniforme para no dar la cara y seguir como presidente. Pero no basta con meter en su gobierno a un militar retirado para continuar con su huída hacia delante. Hacer política es pensar siempre más en la gente que en tu propio partido. Hacer política es liderar y dar la cara en los momentos más complicados. Y hacer política es tener siempre la maleta preparada por si tienes que marcharte.

El presidente de la Generalitat Valenciana tiene pánico a enfrentarse a los medios de comunicación. Han sido demasiados errores y demasiado graves. Por eso no ha convocado ni una sola rueda de prensa desde el 2 de noviembre, hace ya casi un mes. Y en la única que ofreció no aceptó ninguna pregunta de los periodistas para explicar dónde estaba y qué estaba haciendo, mientras Valencia se ahogaba. Tampoco ha realizado comparecencia alguna para explicar la remodelación de su Gobierno ni para explicar las incorporaciones y las salidas de consellers. La falta de transparencia y rendición de cuentas ante la ciudadanía es ya escandalosa.

El presidente de la Generalitat está tan aterrorizado que ha escondido el cese de sus conselleras más polémicas, Salomé Pradas y Nuria Montes, cancelando el acto de traspaso de carteras. Dice que “no es el momento de hacer actos de carácter festivo”. ¿Desde cuándo un acto de estas características es algo lúdico? ¿Qué es lo que teme en realidad Mazón? ¿Teme que ambas conselleras hablen y cuenten la verdad sobre el acto lúdico en el que estuvo él la tarde de la tragedia? El tiempo terminará aclarando todo.

Mazón está escondido y se ha negado a recorrer los municipios afectados por la DANA para conocer de primera mano la situación real y los daños ocurridos sobre el terreno. Sólo ha visitado 9 de los 87 municipios afectados. ¿Es que el resto de los municipios y de sus gentes no le importan nada al presidente del PP?

Por cierto, seguimos conociendo nuevas mentiras del gobierno de Mazón. La Generalitat mandó a sus bomberos a medir el caudal del barranco del Poyo el día de la DANA, pese a insistir en que no tenía información.

Feijóo advirtió a Mazón que no cabían más errores. Pero fue decirlo y suceder: ha muerto un trabajador que nunca debería haber entrado en ese colegio. Feijóo debe cumplir su palabra y destituir ya a Mazón. Los valencianos y valencianas no merecen más sus mentiras.

Mazón anunció a acudiría a Massanassa por el fallecimiento, pero volvió a esconderse. El silencio de Mazón contrasta con la necesidad urgente de respuestas: ¿por qué se cayó el colegio? ¿Qué medidas adoptará su gobierno para evitar que esto pueda repetirse en otros centros escolares? ¿Por qué tanta cobardía? ¡Deje de esconderse y dé la cara!

Pero lo peor son las formas, la falta de empatía. Cuando al conseller de Educación se le preguntó por su ausencia y la de Mazón ante el fallecimiento del citado trabajador en Massanassa, va y responde: “No hacíamos nada allí. Nosotros también tenemos familia en Alicante y tenemos derecho a unas horas con nuestra familia”. ¿Se puede ser más miserable? Lo triste es que no hacían nada allí…ni en ninguna otra parte.

Por cierto, el alcalde de Massanassa, del PP, ha culpado a su compañero de partido y presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, por el derrumbe del colegio: “El Ayuntamiento no hace informes técnicos porque no es su competencia. Eso lo hace la Consellería”.

Empiezan a verse las primeras deserciones en el partido de Mazón. Una concejala del PP ha presentado su dimisión por dignidad. Han dado comienzo las huídas de un barco que se hunde y donde muchos temen que les arrastre con él. El baile de sillas para el futuro del PP en Valencia ha comenzado.

Mazón ha pasado de ser el líder de medios de comunicación y de redes sociales a desaparecer absolutamente. Ha rebajado su perfil institucional al máximo. Como si no existiera. Bueno en realidad no existe. Es como en la película del sexto sentido. Está muerto políticamente, pero aún no lo sabe.

Mazón es hoy un lastre. Lo sabe todo el mundo, hasta Feijóo, que ya está manchado por el solo que salpica Mazón. Y ¿si todo el mundo lo sabe por qué no dimite o lo dimiten? ¿Tendrá algo que ver con las importantes cantidades de dinero que están llegando del Estado para la reconstrucción de los municipios afectados por la DANA? ¿Tendrá algo que ver lo de aferrarse al cargo con los contratos que está dando a dedo a empresarios condenados en la Gürtel?

La Comunitat Valenciana ha tenido el peor gobierno en el peor momento. Estos del PP que se decían a sí mismos que eran “el gobierno de los mejores” han demostrado su incapacidad, su irresponsabilidad, su ineptitud y su absoluto desinterés por la vida de los valencianos y valencianas. Esto no va de poner militares para dar un golpe de efecto. Esto va de gobernar, que no es tarea fácil, pero un líder siempre debe estar al frente, dando respuestas y marcando el rumbo, y Mazón ha demostrado claramente que no sirve.

Por eso se precisa un cambio de rumbo cuanto antes en la Comunitat Valenciana, porque en los próximos meses hay retos complejos. Desde el deterioro de infraestructuras hasta tensiones políticas internas. Y esconderse no es una opción. La política no espera y los ciudadanos tampoco. ¡Mazón dimisión!