“Sánchez llegó al poder censurando injustamente a un gobierno honesto. Ahora debe ser coherente y asumir responsabilidades”, ha publicado Pablo Casado en su Twitter. Sin quererlo, él y otros dirigentes populares parece que hayan desviado la atención, dado el ridículo de su planteamiento, invocando ahora lo de gobierno honesto y reclamando una dimisión que no viene a cuento.

No hay que restar gravedad a lo perpetrado por esa trama creada en Andalucía, en la que participaron importantes miembros del PSOE. Pero pretender equiparar la responsabilidad del presidente en funciones, Pedro Sánchez, con la de Mariano Rajoy Brey y el PP en la trama Gürtel es, como poco, una inmoralidad evidente. Lo increíble es que incluso han insinuado que Sánchez debería dimitir, algo que ha provocado risa e indignación en partes iguales, quitando espacio al inevitable sonrojo del PSOE ante la opinión pública.

Cuando se producían los hechos juzgados en Andalucía, Pedro Sánchez era un concejal más en el Ayuntamiento de Madrid. Cuando se producían los hechos de la Gürtel, Mariano Rajoy Brey era un alto cargo de su partido, con responsabilidades en la organización de varias elecciones. Y no hay que olvidar que en los famosos papeles de Bárcenas había un misterioso M. Rajoy en la lista de los que cobraban sobresueldos.

También habría que aclararle al Pablo Casado que la forma en que llegó al poder Pedro Sánchez, mediante una moción de censura, está prevista en la Constitución, más allá de las motivaciones que la provocaran. Motivaciones que, por cierto, poco tienen que ver con la situación actual: El Partido Popular fue condenado por corrupción por la Audiencia Nacional en tanto que partícipe a título lucrativo.

La caverna mediática se suma a la sobreactuación. El periódico El Mundo titula, en portada, “El PSOE recibe la mayor condena por corrupción de la democracia”. Lo cierto es que el PSOE como partido no recibe condena alguna, cosa que sí ha sucedido con el PP. Y en cuanto a la gravedad de las penas, Luis Bárcenas acumula 33 años de prisión.

Aunque el Partido Popular empuje a todos a instalarse en el y tú más, hay que evitar caer en subterfugio y asumir el daño que se ha hecho desde la Junta de Andalucía, pero no es aceptable que se pretenda poner en el ojo del huracán a Pedro Sánchez por lo sucedido allí en Andalucía hace diez años.

Bien harían en aceptar que Rajoy perdió el poder por una moción de censura consensuada entre partidos que sumaban los escaños suficientes, y reconocer que el resultado de las elecciones ha aupado a Sánchez a ser el único que opte a la Moncloa. El intento de evitar esto con malas artes no es de recibo.

Por supuesto, también haría bien el PSOE en salir a pedir perdón por lo hecho por algunos de los que eran suyos en Andalucía.