Del bloqueo se sale votando. Insiste Pedro Sánchez, mientras cunde la inquietud entre la ciudadanía por lo que vaya a resultar en las elecciones del domingo próximo. El tiempo corre y, en los debates, los líderes del resto de partidos insisten unánimes en golpearle. Él se defiende, solo contra todos.

Como Gary Cooper, el emblemático sheriff de Hadleyville que se enfrenta al pueblo que no quiere ayudarle en la búsqueda de un criminal, (Solo ante el peligro, 1952), el presidente socialista se pone frente a todos, sin pistolas, pero convencido de que su derrota perjudicaría al conjunto del país. Para ello reclama cada uno de los votos para cortar el camino a la derecha.

Sánchez marca entre sus prioridades, resolver la crisis de convivencia en Catalunya, así como consolidar el crecimiento económico y el reparto justo de la riqueza, como ha dicho a La Vanguardia. Y repite en su último sprint que, “una política ejemplar” recuperará la confianza de los ciudadanos.

El partido socialista necesita, en efecto, todos los votos posibles para bloquear el camino a la derecha. Frente a las actitudes épicas del PP y sus aliados, que reclaman contundencia frente a los catalanes, Sánchez admite que la situación va a exigir templanza, tiempo, determinación y ninguna sobreactuación. Eso sí, después de una condena firme de la violencia y una cierta autocrítica que les “devuelva a la legalidad.” A partir de ahí, según él, se podrá encontrar una solución.

El partido socialista necesita, en efecto, todos los votos posibles para bloquear el camino a la derecha. 

No parece que el actual Govern de Quim Torra esté por la labor de entonar el mea culpa bajo ningún aspecto. Más bien se diría que echan de menos al PP en la Moncloa para estirar la cuerda hasta el límite y, ante acciones desmesuradas, cargarse de razones para justificar la decisión unilateral.

Las últimas encuestas coinciden en que el PSOE apenas perdería escaños en las urnas del 10 de noviembre, pero seguido muy de cerca por el PP que recuperaría fuelle. El ultraderechista Vox amenaza con convertirse en la tercera fuerza política. Las perspectivas de Unidas Podemos no son optimistas, mientras los augurios para Ciudadanos son nefastos.

De hacerse realidad estos datos, podríamos encontrarnos el día después con un nuevo bloqueo o con la Moncloa ocupada por la derecha, con el respaldo a hurtadillas de la ultraderecha.

En sus entrevistas, Sánchez se expresa con cierto cabreo sobre su aliado natural, Unidas Podemos. Aun destacando la afinidad en políticas sectoriales insiste, con ocasión y sin ella, que durante los últimos cuatro años ha bloqueado cuatro veces la formación de un gobierno progresista.

Aunque los estrategas socialistas no descartan que, en último término, Ciudadanos colabore por pasiva en la investidura de Sánchez, éste no ahorra críticas al partido de Albert Rivera: recuerda que dijeron que iban a regenerar la política y han acabado apuntalando gobiernos del PP señalados por corrupción.

Como concepto general, el científico Albert Einstein lo resumió así: “Dos cosas son infinitas: el universo y la estupidez humana; y yo no estoy seguro sobre el universo.”