La mayoría de los ciudadanos creía que el hundimiento del PSOE no lo podría frenar ni Dios bendito. Pablo Iglesias estaba eufórico junto a su amigo, Jacobo Rivero, un periodista que puso en marcha y a toda velocidad un libro para ensalzar al casi nuevo Rey de España, con un título que lo decía todo. 'Podemos, objetivo: Asaltar los cielos'.

Y llegaron muy pronto los días más felices para Pablo y sus numerosos palmeros. Pero como falló el ‘sorpasso’, se ha quedado lejos del Cielo

Y llegaron muy pronto los días más felices para Pablo y sus numerosos palmeros. Basta con leer el inicio del mencionado libro. En cierta ocasión, el director de cine Woody Allen señaló : “Una película de éxito es aquella que consigue llevar una idea original. Si hiciéramos un paralelismo con los tiempos políticos que vivimos en España, habría que señalar que lo que está ocurriendo con Podemos es parecido a una película de éxito.

En un tiempo récord, la formación política que lidera el mediático Pablo Iglesias ha pasado de ser inexistente a ocupar portadas, abrir noticiarios y encabezar encuestas. “Podemos es un fenómeno que ya se estudia en universidades desde diversas ópticas”. Pero como falló el ‘sorpasso’, se quedó lejos del Cielo.

Veamos. El Sr. Iglesias cometió de pronto una gravísima torpeza, cuando le dio por ir predicando que el PSOE iba a morir en cualquier momento. Tenía el líder de Podemos la obsesión de que, de inmediato, él estaba dispuesto a asaltar al Partido Socialista y luego, más tarde, asaltar también los cielos.

Una lástima, Don Pablo, que su ‘sorpasso’ le dejara jodido y bien jodido. Sólo, sin embargo, ese partido le puede aún salvar a usted. Y es que a la vista está que el PSOE continúa invadido de no pocos caras dudas, que Pedro Sánchez sortea con dignidad. Pero unos cuantos más se dedican, desde hace tiempo, a ser inquisidores por un lado, mientras por el otro juegan, cada dos por tres, a enviar guiños al PP y naturalmente a Don Mariano Rajoy. ¿Por qué el líder extremeño Fernández Vara dispara contra Sánchez? Y no olvidemos que gentes como Corcuera, Nicolás Redondo o Joaquín Leguina, entre otros muchos, son unos torracollons. Escribo esto en catalán. Allá ustedes.