Hace algunos días, mientras algunos perfiles de redes sociales se llenaban con lo colores de la bandera republicana, me volví a plantear algo que ya me había preguntado más veces. ¿Por qué hoy hablamos de “memoria democrática” en vez del asentado término de “memoria histórica”?

Confieso que a mí me gustaba lo de “memoria histórica”, que me sonaba más bonito y poético, y por eso lo seguía usando. Hasta que pasó algo que me hizo reflexionar.

Era 14 de abril, aniversario, como todo el mundo sabe, de la declaración de la Segunda República. En una publicación en redes, alguien se congratulaba porque un medio de comunicación no había hecho ninguna referencia a lo que se conmemoraba y, felicitaba al medio en cuestión por no hacerlo ese día como no lo hizo el 18 de julio. Y ahí es donde me empezaron a chirriar las cosas. Porque estaba comparando la instauración de una república desde las urnas con el de la imposición de una dictadura desde las armas, ahí es nada. Y lo peor era la cantidad de mensajes de aprobación que recibió dicha entrada. Para pensar y mucho.

En principio, podríamos creer que nos encontrábamos ante una manifestación de eso que llaman “equidistancia” y que supone una ponderación de equilibrio. Un error tan engañoso como peligroso. Porque un régimen es democrático y otro no lo es. Y no se puede ser demócrata y antidemócrata a un tiempo, de la misma manera que no se puede ser ni machista ni feminista. Y por más que me digan que entre el blanco y el negro hay muchas zonas de grises, que las hay, hay veces que las opciones no dan opción. Como cuando, con el terrorismo, se afirmaba, con razón, que se estaba con los asesinos o con las víctimas.

Así que, al final, no era ninguna tontería eso de hablar de “memoria democrática”. Porque la historia podía ser un paraguas que diera lugar, incluso, a la exaltación de aquel 18 de julio que convirtió a España en un país antidemócrata durante cuarenta años. Y de eso ya tuvimos más que suficiente.

Recordar el 14 de abril no es un acto político. Podría hacerse incluso de una forma neutra, como se recuerda que hoy es el día de San Apapucio o el aniversario del invento del patinete eléctrico o la lavadora de carga frontal. Y no hacerlo sí se puede convertir en un acto político. O en un acto de esa supuesta equidistancia que compara cosas que son incomparables.

¿Se puede defender que no se está ni a favor ni en contra de las urnas? Pues eso.

SUSANA GISBERT
Fiscal
(twitter @gisb_sus)