Andan estos días las redes muy alteradas con el forzado regreso de sus vacaciones de la familia Montero-Iglesias. Por un lado están quienes consideran que lo que están padeciendo el vicepresidente y la ministra de igualdad es puro acoso y que se deben tomar medidas judiciales contra quienes lo promueven y/o realizan. Por otro lado están los que piensan que los escraches que en su momento protagonizaron algunos miembros de Podemos contra cargos públicos del PP, son exactamente lo mismo que lo que ahora están padeciendo ellos. Y, por último, hay un tercer grupo que condena estas acciones, pero añade al final exactamente eso, un "pero". Con lo que vienen a coincidir en un alto porcentaje con el segundo grupo ya mencionado.

Entre los del segundo grupo, básicamente seguidores de VOX y un buen porcentaje del Partido Popular, los hay que consideran que lo que están padeciendo los Montero-Iglesias está siendo excesivamente  suave y piden más caña para la pareja y los niños. Es el caso del conocido trol de la derecha @3porciento_3 que en este tuit se burlaba de lo quejicas que son los dirigentes de Podemos y, supongo, que abogaba por medidas más expeditivas, aunque sin aportar ninguna idea concreta.

Otros seguidores de VOX eran mucho más claros en sus mensajes, sobrepasando la línea que divide la opinión del delito. Uno de los casos más flagrantes, pero hay muchos más, es el de @Belonavox, que como se define ella misma en su perfil de Twitter es: "Madre. Católica, machista y enamorada de España". Esta santa mujer, se supone que, como buena machista, con permiso de su esposo, publicó estos días el siguiente tuit:

Un tuit que tuvo muchísimas respuestas imaginativas de lo que se podía hacer con los hijos de la pareja de políticos de Podemos, para facilitarles la "convivencia" en su centro escolar. Quiero creer que la fiscalía ya habrá tomado cartas en el asunto y que si por agredir e injuriar a dos guardia civiles en un bar de Alsasua las condenas fueron de dos a trece años, por promover el acoso a tres menores la petición de condena debe, cuando menos, ser algo semejante.

Hay mucha gente que deliberadamente confunde el ejercicio de la libertad de expresión con el acoso personal. No hace falta ser muy espabilado, sólo hay que tener una pequeña dosis de sentido común y de decencia, para encontrar las diferencias. Pero si necesitan una ayudita para distinguir entre una y otro, yo les diría que cuando lo que consideran libertad de expresión impide el desarrollo de la vida normal de los increpados y, aún más, cuando afecta a otros miembros de la familia, especialmente si son menores, no deben dudar, es acoso. Y, para aclarárselo aún más, se trata de un delito.