El Fondo Monetario Internacional (FMI), una de las tres patas de la troika junto al BCE y la UE, obviando sus propios errores reconocidos, sigue insistiendo en sus tesis de fondo y sigue recetando para España la misma medicina neoliberal que nos está hundiendo cada día un poco más a las economías del Sur.

Para resolver el problema del desempleo brutal (causado en mucha parte por la aplicación de las propias recetas neoliberales del FMI) proponen otra reforma laboral -sería la cuarta- que vaya más allá. ¿Saben en el FMI que las tres últimas reformas laborales no han servido para generar empleo, sino para destruirlo, pero que sí han servido para reducir los salarios y precarizar las condiciones contractuales? Sí, lo sabe perfectamente. Lo sabe, pero lo que recomienda es abaratar los sueldos aún más y las cotizaciones sociales de las empresas a cambio de generar empleo. ¿Sabe el FMI que dos tercios de los salarios en España están por debajo de los mil euros? Lo sabe perfectamente, pero recomienda que aún bajen más. ¿Sabe el FMI que un tercio de los parados no cobra ninguna prestación ni subsidio, ni siquiera los miserable 426€? Claro que lo sabe, pero recomienda que se rebajen a las empresas las cotizaciones sociales, para generar empleo, claro.

Los asalariados, vivimos de nuestro salario (salario que por definición es siempre inferior al valor del trabajo que realizamos); no vivimos de rentas, ni de ahorros, ni de herencias, ni de inversiones. Cuando un asalariado pierde su trabajo espera poder seguir viviendo de sus contribuciones al sistema y de la solidaridad de todos los contribuyentes. Cuando un desempleado pierde su prestación -que es su salario- no tiene nada con lo que mantenerse. O lo que es lo mismo: no tiene nada que perder.

El FMI, el BM, el BCE, todas esas caras del capitalismo más severo (eso que llamamos fundamentalismo neoliberal), y los títeres de los parlamentos que les bailan el agua están jugando con fuego.

Jesús Pichel es filósofo y autor del blog Una cuerda tendida