España es hoy la gran economía de la Unión Europea que más crece, más empleo crea y más reduce su deuda pública. Y no lo dice el Gobierno, lo dicen los organismos económicos internacionales más influyentes del planeta.
El Ejecutivo de Pedro Sánchez ha revisado al alza sus previsiones de crecimiento hasta el 2,7% en 2025, y prevé mantener tasas por encima del 2% hasta 2028. España, que ya fue líder en crecimiento en 2023 y 2024, volverá a encabezar este año la expansión entre las grandes economías de la zona euro y del mundo desarrollado. Según la OCDE, nuestro PIB aumentará un 2,6%, tres veces la media de la eurozona, impulsado por el consumo, la inversión, el turismo y la inmigración.
Esta senda de crecimiento no es un golpe de suerte, sino el fruto de una política económica responsable, progresista y centrada en las personas. La economía española mantiene un patrón de crecimiento sólido, equilibrado y sostenible, basado en el impulso del consumo privado y de la inversión, gracias a la gestión eficaz de los fondos europeos del Plan de Recuperación.
La fortaleza económica de España acaba de recibir un nuevo respaldo de la comunidad financiera internacional. La agencia de calificación crediticia Standard & Poor’s Global Ratings (S&P) ha mejorado la nota de la deuda soberana española, elevándola de A a A+ con perspectiva estable, lo que supone un notable alto y una clara muestra de confianza en el futuro del país.
En su informe, S&P destaca el fuerte crecimiento del empleo y de la demanda interna, la baja exposición de España a los aranceles de Estados Unidos, y la reducción de la deuda exterior gracias a una década de desapalancamiento del sector privado. La agencia también subraya el impacto positivo de la inmigración —especialmente la procedente de América Latina— en la creación de empleo y en el dinamismo económico.
La mejora del rating no es un detalle menor: significa que España pagará menos por financiar su deuda, lo que se traduce en un ahorro de unos 350 millones de euros en intereses solo este año. “Esta mejora en la calificación es reflejo de la fortaleza de nuestra economía, que volverá a registrar el mayor crecimiento entre las economías avanzadas del mundo”, ha afirmado el ministro de Economía, Carlos Cuerpo. Y tiene razón: una mejor calificación crediticia aumenta la confianza en España, genera mayor demanda de nuestra deuda y abarata la financiación tanto del Estado como de las empresas.
No es un hecho aislado. En las últimas semanas, España ha logrado un triplete histórico de mejoras de calificación entre las tres grandes agencias internacionales, alcanzando la nota A en todas ellas, lo que confirma la confianza global en la solidez de nuestra economía.
A la buena noticia de S&P se suman otras dos que consolidan la posición de España como motor económico de Europa. La OCDE ha elevado su previsión de crecimiento para 2025 hasta el 2,6%, en línea con las estimaciones del Gobierno, y mantiene a España a la cabeza de las grandes economías del continente. Según la organización, el crecimiento se apoya en tres pilares: el consumo de los hogares, la inversión y el turismo, reforzados por las reformas estructurales y por la estabilidad del mercado laboral.
Por su parte, el Instituto Nacional de Estadística (INE) ha revisado al alza el crecimiento del PIB del segundo trimestre, del 0,7% al 0,8%, gracias al tirón de la inversión y del consumo familiar. En términos interanuales, la economía creció un 3,1%, frente al raquítico 0,1% de la eurozona.
Estos datos certifican el dinamismo del mercado laboral y el aumento del poder adquisitivo de las familias, lo que desmiente la narrativa pesimista de la oposición. En palabras del ministro Carlos Cuerpo, “la economía española va bien porque hemos sabido reforzar el Estado del bienestar y porque el crecimiento llega al día a día de los ciudadanos”.
Los resultados son contundentes. Desde 2020, España ha creado casi cuatro millones de empleos, y solo en lo que va de año se han constituido 77.000 nuevas empresas. La tasa de paro bajará del 10% en 2026, un hito histórico. Y este crecimiento se traduce en una mejora real del poder adquisitivo: los hogares han ganado diez puntos por encima de la inflación desde que gobierna Pedro Sánchez.
A diferencia de los años de precariedad y recortes con el PP, hoy España crece con derechos, salarios dignos y estabilidad. La reforma laboral impulsada por Yolanda Díaz ha reducido la temporalidad a mínimos históricos y ha permitido que el empleo sea sinónimo de seguridad y progreso.
El éxito económico español no es un milagro del mercado, sino el resultado de una estrategia de inversión pública inteligente. Desde 2018, el Gobierno ha transferido 300.000 millones de euros más a las comunidades autónomas que en los siete años de Mariano Rajoy.
Pero el uso de esos fondos marca la diferencia entre gobernar para la mayoría o hacerlo para unos pocos. En Andalucía, por ejemplo, Moreno Bonilla ha recibido 54.000 millones de euros adicionales, un 47% más que con Rajoy, pero solo uno de cada cuatro euros se destina a servicios públicos. Y en la Comunidad de Madrid, Ayuso ha recibido 43.000 millones más, pero apenas dedica el 45% a sanidad, educación o vivienda. El resto se pierde en propaganda y privatizaciones.
Mientras tanto, el Ejecutivo central refuerza la inversión en transición ecológica, destinando más de 30.000 millones de euros a proyectos verdes que generan empleo y modernizan el país. España no solo crece: crece de manera sostenible, digital y socialmente justa.
Hoy, España representa el 40% del crecimiento total de la zona euro y el 30% del empleo creado. La prima de riesgo, que con Rajoy llegó a los 533 puntos, se mantiene por debajo de los 55 puntos, un símbolo de estabilidad y confianza.
Incluso entidades privadas como Goldman Sachs han reconocido que España es la economía de mayor crecimiento de Europa, impulsada por un sector servicios de alto valor añadido y una base industrial en transformación. En contraste, Francia ha visto degradada su nota por Fitch, lo que encarece su deuda y refleja la fortaleza comparativa del modelo español. La economía española crece siete veces más que la media de la zona euro, algo que la derecha no puede esconder, por más ruido que genere.
El éxito español tiene una clave: una gestión económica progresista que combina crecimiento y justicia social. Mientras Feijóo y Abascal se dedican a sembrar dudas, los datos desmontan su relato. España crece, reduce deuda, crea empleo y refuerza su Estado del bienestar.
Con Pedro Sánchez, la economía se ha convertido en una herramienta de cohesión y esperanza, capaz de impulsar la prosperidad sin sacrificar derechos. Hoy, los mercados, las instituciones internacionales y los ciudadanos lo reconocen: España va bien, y va bien porque se gobierna con visión, con rigor y con justicia social.
En definitiva, mientras la derecha busca el fracaso, España avanza con paso firme. Crece más, se financia mejor y reparte la riqueza con mayor equidad. La economía española no solo lidera Europa: la inspira.
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