El "circo del Sol", en palabras peyorativas de Dragó, no debería  cerrar su taquilla ante las críticas vertidas por las corrientes ideológicas de la derecha. A través de su mensaje, estos jóvenes y no tan jóvenes de la España reciente, consiguieron levantar de los aposentos del "credo americano" la lucha por el cambio social desde los valores cívicos occidentales. Las plazas públicas de distintas capitales fueron el icono perfecto del descontento de millones de plebeyos contra los abusos de sus cortesanos. El grito del desahuciado y la ira del mileurista crearon las sinergias oportunas para que en la tribuna de los leones sonaran con fuerza los sables de la calle. El indignado de ayer se convirtió en el héroe abstracto de una sociedad frustrada con la incoherencia de sus élites y anclada en los barrotes de la depresión.

Seguir leyendo en el blog de Abel Ros