A la espera de conocer la letra pequeña, hay cuatro elementos colaterales a la reunión del Eurogrupo que me gustaría resaltar y que han sido poco subrayados por los medios, ante la urgencia de lo que nos jugábamos:

1) El pacto de crecimiento europeo. La cumbre europea tenía como objetivo principal la aprobación de políticas expansivas para animar a la economía del viejo continente a levantar cabeza, en especial en los países de la periferia. Para ello, se han aprobado medidas que, como titulares no están mal (uso de los fondos estructurales como inversión pública en los países con más problemas, la recapitalización del BEI...) pero, con un presupuesto bastante pobre: unos 130.000 millones de euros para un continente que necesita un mayor compromiso inversor por parte de sus autoridades, si de verdad queremos reactivar la economía y crear empleo. Lo aprobado es más un plan mini-Marshall, insuficiente para sacar a Europa del apuro en el medio plazo.

2) El comienzo de la cumbre coincidió con la aprobación definitiva por las Cortes Generales del PGE. Presupuestos que son coherentes con la exigencia de contención del gasto público y nuestro compromiso europeo de lucha contra el déficit público. Sin embargo, los PGE no guardan coherencia con lo defendido por Rajoy y el resto de líderes europeos en Bruselas, esto es, la articulación de políticas de crecimiento. Así, las partidas de inversión en Nuevas Tecnologías, Ciencia e Innovación y Educación sufren recortes preocupantes que frenan nuestras opciones de crecimiento futuro.

3) El crecimiento, el debate pendiente en España. Agobiados por lo urgente (la crisis de la deuda y el sector financiero) la sociedad española aún no ha despejado la duda de qué quiere ser de mayor. Cómo país ¿Cómo queremos vernos en 2050? ¿En base a qué sectores productivos creceremos y crearemos empleo? Algunas medidas aisladas se están tomando como, por ejemplo, la aprobación hace unas semanas por parte del gobierno del Plan Integral de Turismo, uno de los sectores que debe seguir siendo puntal de lanza de nuestro crecimiento y creación de empleo. Pero poco más. El gobierno debería recuperar la Estrategia de Economía Sostenible aprobado por el anterior ejecutivo y caminar por la senda de la innovación, la internacionalización y la formación de capital humano.

4) La marca España. Esta semana el gobierno ha aprobado la creación del comisionado de la marca España, presidido por el vicepresidente de una de las principales compañías españolas en el mundo. Magnífica noticia, aunque habrá que observar la estructura y la estrategia que sea crea entorno al comisionado. Hasta el momento, las noticias que he leído parecen situar al comisionado con los dos pies en el Ministerio de Exteriores, con nula presencia del Ministerio de Economía y Competitividad y demás Ministerios con presencia en el exterior. Si de verdad se quiere ayudar al comisionado se imprescindible articular una estrategia horizontal, con la participación de todos los departamentos implicados. De eso trata la diplomacia económica.

Pedro Sánchez Pérez-Castejón es profesor de Economía de la Universidad CJC
Twitter: @sanchezcastejon