Volvía a ser lunes laborable y el calendario venía lleno de acontecimientos de alto voltaje emocional. Lunes mismo, sentencia del caso del hotel Palau e inicio de negociaciones de los presupuestos del Ayuntamiento de Barcelona casi paralelo a la constitución de la mesa del Parlament de miércoles 17. Reafirmación de Junts per Catalunya en la candidatura -telemática o no- de en Carles Puigdemont a la presidencia de la Generalitat en la sesión de investidura del día 31. Segundo “paso histórico al lado” de Artur Mas. Declaraciones de Pedro Sánchez negando la posibilidad de investir un presidente votado por los catalanes. Negativa del Tribunal Supremo a permitir el ejercicio parlamentario de los diputados electos Junqueras, Sánchez y Cuixart, confinados preventivamente fuera de Cataluña. Actualización del último informe del Instituto Elcano aconsejando reformar la Constitución para “acomodar” los independentistas catalanes. Y, finalmente, victoria con remontada del Barça en Anoeta, rompiendo el eterno mal agüero de los profetas del desastre.   

Fuera del bar Roure hacía un frío que helaba el cutis, pero dentro del ambiente era bastante cálido. Y cuando Oleguer llegó a la cita semanal con el amigo postconvergente, la temperatura todavía subió más. El postsociata venía quemado. 

-En que quedamos? Se pueden presentar a las elecciones, pueden ser elegidos, pero no pueden ejercer como diputados? Dónde se es visto esto? 

-Tranquilo, Oleguer, tranquilo. A ti no te afecta. Tú votaste Iceta, no?

-Tú no  tienes que hacer nada de lo que yo vote. Es cosa mía. Pero me parece una tomadura de pelo convocar unas elecciones con las cartas marcadas.

- No, si todavía te convertirás a la fe verdadera...  

- No me toques la pera, Quico. Si no creo en mi fe verdadera, que es la auténtica, como quieres que crea en la tuya? Pero ante todo, yo soy un demócrata.

- Y yo también, no? 

- Sí hombre, sí, tú también. A pesar de que cuando, primero Maragall y después Montilla, fueron presidentes de la Generalitat  a pesar de la victoria pírrica de Artur Mas en las elecciones de 2003 y 2006 no  estabas muy convencido, verdad?

- Historias pasadas, Oleguer. Ahora estamos en otro escenario.

- Así me gusta, Quico, que evoluciones, como lo ha hecho el país e incluso el Mas, que pasó del autonomismo al independentismo y ahora parece que vuelve al realismo.

- Pero no me estabas diciendo que te parecía antidemocrático que Carles Puigdemont no pueda ser investido?

- Vamos por partes, amigo mío. Puigdemont no ha ganado las elecciones. Como tampoco las ganaron Maragall ni Montilla. Las ganó en Mas, pero resulta que  había más diputados en contra que no a favor que fuera presidente. Y ahora pasa una cosa parecida: ha ganado Arrimadas pero hay más diputados en contra que a favor que sea presidenta. Hay más que quieren que lo sea en Puigdemont.

- Quieres decir?

- Hoy estamos un poco de cachondeo, eh? 

- Estás seguro de que todos los diputados de la CUP, de Esquerra Republicana e incluso de Junts per Catalunya quieren que en Puigdemont sea president?

- Hombre, los de la CUP creo que sí. De los de Esquerra Republicana no estoy tan seguro. Y de los de Junts tengo algunas dudas.

- Explícate Oleguer, por favor. 

A aquellas alturas de la película, la capacidad auricular del camarero Isidre había logrado su máxima agudeza y yo estaba a punto de coger papel y lápiz para no perder el hilo.

- Muy fácil. Puigdemont es el dirigente más rupturista del mundo convergente.

- El mundo convergente pertenece en el mundo de las sombras. Ya no existe.

- Bien, pues del mundo postconvergente. Puigdemont es el dirigente más rupturista del mundo postconvergente. Ahora te gusta más?

- Perfecto. Adelante. 

- Por lo tanto, es lógico que tenga el apoyo del grupo más rupturista de la cámara, que es la CUP, a pesar de que los antisistema, que yo ya no los veo tan antisistema, digan que nadie es insustituible. 

- Digamos que sí. 

- Esquerra esperaba ganar las elecciones, pero ha quedado tercera y además, tiene a su líder en la prisión.

- Es injusto, pero fue él quién eligió entregarse a la justicia española.  

- De acuerdo, pero no me negarás que se está mejor en Bruselas que en prisión

- No te lo niego, Oleguer, no te lo niego. 

- Puestos a elegir, Esquerra considera que si el número uno no puede ser investido legalmente, le toca al número dos

- El número dos es Jordi Sánchez, que también está en la prisión.

- Te recuerdo que la idea era repetir la coalición y restablecer el gobierno intervenido.

- Y cargarse el PdCAt. Continúa.

- Pero si Junqueras tampoco puede salir de la prisión, ¿qué hacemos?

- No lo sé. ¿Tú que propones, Oleguer?

- Yo no propongo nada. Yo sólo digo que habrá que tener un president que pueda hacer de president, no?

- Es probable.

- Entonces sólo se podrá salir del callejón sin salida haciendo que dimitan todos los exiliados y encarcelados e investir otro candidato que pueda tomar efectivamente posesión del cargo,

- Es decir, que ni Puigdemont ni Junqueras.

- ¡Exacto! Esto es el que insinuó el otro día en Joan Tardà, si no me equivoco.

- Creo que no te equivocas.

- Por lo tanto, diríamos que la posición de Esquerra es más possibilista que no la de en Puigdemont.

- Quizás sí.

- Pues ya lo tenemos. Esquerra es menos rupturista que la CUP y mucho menos que Puigdemont. ¿Pero lo es menos que JxCat? 

- No sé, tú dirás.

- Depende de qué parte de Junts cojas. Hay los puigdemontistas, los convergentes, los postconvergentes, los pichafría como tú y los independientes, que son la base del partido que sustituirá esta cosa del PdCAt, y que seguramente se llamará Partido Nacionalista de Cataluña.

-  ¡Hala! 

- Ya sé que te sabe mal, chico, pero las cosas van así. Un gran partido, con una ala izquierdista, que hará la competencia a Esquerra Republicana, y una ala derechista que recogerá todos los restos del naufragio de Convergència y mirará de ampliar las bases hacia el centro.

- Esto es muy viejo. Este nombre ya lo tomó una escisión de Esquerra Republicana de los años treinta y ya fue propuesto en la asamblea de disolución de Convergència de julio del 2016. Y también se habló a los años noventa, una vez fracasado el proyecto de pal de paller de Jordi Pujol. Recuerdo que se opuso Miquel Roca, que entonces era feliz y todavía mandaba. 

- Pues creo que ahora es vuestra única oportunidad. Y creo que Mas también lo piensa.

- A mí no me metas, que yo ya estoy jubilado de la política. Y el que piense Mas pertenece al libro de los secretos más guardados de la historia.

- Eso sí que es verdad. Bueno, bueno, cambiamos de tema. ¿Qué me dices del Madrid?

Y entonces se los cambió la cara. Hasta que uno de los dos, ahora no me acuerdo cuál de ellos, se sacó un pañuelo amarillo del bolsillo y empezó a tararear aquello del  Yellow Submarine.

-Son muy criaturas-, me dijo Isidre mientras hacía ver que pasaba el trapo por la mesa.

-Suerte que tenemos - concluí.