Es un debate ya con tradición el de los límites de la experimentación científica y técnica en animales. Ahora, las prácticas de Volkswagen, BMW y Daimler para probar sus tubos de escape en monos y humanos, haciéndoles inhalar dióxido de nitrógeno (NO2) en diferentes concentraciones, ha generado tal reguero de indignación que la primera de estas tres firmas alemanas, líder europea en el sector del automóvil, ha suspendido a uno de sus máximos ejecutivos, el apoderado general Thomas Steg, director del área de Relaciones Internacionales y Desarrollo Sustentable y responsable de la idea, hasta que se llegue a las conclusiones finales de las investigaciones sobre los experimentos denunciados.

BMW, por su parte, ha anuciado investigaciones.

Los experimentos se realizaron en la Asociación Europea de Investigación para el Medio Ambiente y la Salud en el Sector del Transporte (EUGT), un centro de investigaciones financiado por Volkswagen, Daimler y BMW, que se disolvió en 2017. Son varios los ensayos bajo sospecha. En uno de ellos, realizado en las instalaciones de la Universidad Técnica de Aquisgrán, en Alemania, 25 personas sanas inhalaron durante horas distintas concentraciones de dióxido de nitrógeno, un gas que irrita las vías respiratorias y que sobre todo emana de los tubos de escape de los vehículos.

Inhalar humo durante diez horas

Otro de los experimentos de la EUGT, según los informes presentados por diversos medios, se hizo en Estados Unidos, en laboratorios de Nuevo México y consistía en hacer que diez primates confinados en una pequeña recámara inhalaran durante horas los gases de los tubos de escape de un Volkswagen modelo Beetle, y posteriormente los de un modelo similar de Ford. Steg ha afirmado a la prensa que los voluntarios fueron expuestos a concentraciones muy por debajo de lo normal en muchos puestos de trabajo. No obstante, se ha declarado "avergonzado" de esas pruebas. "Lo que sucedió no debería haber ocurrido", dijo al periódico Bild, asegurando además que Volkswagen "nunca más" iba a realizar experimentos con animales.

Un debate sin acuerdo

El escándalo recupera en primera línea el debate sobre la experimentación con animales. Prácticamente todos los protocolos actuales para el control de enfermedades (antibióticos, transfusiones de sangre, diálisis, trasplante de órganos, vacunas, quimioterapia, cirugías ortopédicas) se basan en investigaciones realizadas en seres vivos. Pero para algunos sectores, como los animalistas, es moralmente inaceptable mantener animales en cautiverio y hacerlos sufrir en nombre de la ciencia. Los investigadores sostienen que si dejan de hacerlo, se reunciaría a importantes avances médicos en el futuro.