Se cumplen 55 años: el 17 de enero de 1966, dos superbombarderos procedentes de Turquía y Georgia, que realizaban un vuelo rasante rutinario sobre la Península Ibérica, sufrieron  un accidente en el cielo del pueblo almeriense de Palomares, y se desató el desastre: a aquella localidad de poco más de 1.000 habitantes le cayeron encima cuatro bombas nucleares estadounidenses con 75 veces la capacidad atómica de las de Hiroshima. No explotaron pero dos de ellas liberaron plutonio, dejando una huella de radioactividad que, se dice, aún permanece. La tercera bomba fue recuperada intacta en tierra y la cuarta se localizó meses después en el mar.

Washington activó sus protocolos ante el accidente nuclear, y desde El Pardo, el régimen de Franco puso en marcha un dispositivo secreto de búsqueda de las cuatro bombas atómicas, con la presión de que pueda desencadenarse un desastre nuclear. Pero, semanas antes de que se extrajera el artefacto del agua, el entonces ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga, se bañó en la playa junto con el embajador de Estados Unidos en España, Angier Biddle Duke, en un intento por despejar sospechas sobre restos de contaminación en el agua.

El thriller Palomares, que el 22 de abril se estrenará en Movistar, recupera lo que sucedió en aquellos días, en cuatro episodios basados en documentos y materiales recientemente desclasificados e imágenes y fotos inéditas. La producción, que la cadena ha rodado en colaboración con 93 Metros.