Antes de encerrarse en casa por prescripción de la pandemia y el Estado de Alarma, la multipremiada escritora Marta Sanz (Premio Herralde de novela, Ojo Crítico de Narrativa, finalista del Premio Nadal) puso punto final a su trilogía sobre el detective Arturo Zarco sacando a las librerías pequeñas mujeres rojas, obra que constituye un homenaje la novela negra que tan bien conoce (la ha cultivado en Daniela Astor, La caja negra o Farándula) y revisa nuestra memoria política en tiempos de nueva ultraderecha. Sanz también ha firmado las novelas El frío, Animales domésticos o La lección de anatomía, así como cuatro poemarios y dos ensayos.
¿Cómo lleva el confinamiento? Con una visión cortoplacista. Me importa organizar el día de hoy y solo el día de hoy. Si no estuviese pasando lo que pasa, el confinamiento podría ser para mí incluso una experiencia agradable. Llevaba unos años en los que no paraba en casa más de un par de días seguidos. A partir de ahora me voy a replantear esa compulsión, esa forma de autoexplotación, esa necesidad a menudo un poco vacía de estar en todas partes, en movimiento perpetuo.
¿Qué hábitos conserva de los que tenía, y cuáles nuevos ha adquirido? Hago lo mismo que hacía cuando podía permitirme el lujo de estar en casa: leer -siempre con mi gata en el regazo-, escribir, ver la televisión, cocinar y disfrutar de la compañía de mi marido. Ahora hablo mucho más con mi familia y mis amigos por WhatsApp o por teléfono. Y hago gimnasia y camino por mi casa: algo que antes obviamente no hacía porque ni soy un hámster ni estoy tan mal de la cabeza.
¿Se pasa el día en pijama? No. Me pongo ropa cómoda. Pero el pijama solo lo uso para meterme en la cama.
¿Cuántos rollos de papel higiénico tiene en casa? No tengo ni idea. Tendría que mirarlo. Me preocupan más otros productos de primera necesidad.
Recomiéndenos un libro, una peli y una canción para pasar este mal trago. Os recomiendo La invasión del pueblo del espíritu de Juan Pablo Villalobos, una novela publicada por la editorial Anagrama, que es un canto a los vínculos fuertes en tiempos de odio y volatilidad afectiva: es un libro divertido y, a la vez, profundo. Es un libro limpio. Como peli, Con faldas y a lo loco, Testigo de cargo... Cualquier película agridulce de Billy Wilder. En cuanto a las canciones, mi amigo el escritor Carlos Zanon me manda una todas las mañanas: Friday I´m in love de The Cure me alegró mucho, mucho el día.
Espero que se conserve la relación de comunidad que se ha creado y que sigamos valorando el Sistema Público Sanitario de este país. A las excelentes personas que lo integran".
Una cosa que haya aprendido de todo esto… Que somos una sociedad histérica, hiperactiva, que ni siquiera practica el derecho a la pereza cuando puede disfrutar de la "tranquilidad" de su casa: eso desde una perspectiva crítica. Desde una perspectiva más relajada, espero que se conserve la relación de comunidad que se ha creado y que sigamos valorando el Sistema Público Sanitario de este país. A las excelentes personas que lo integran.
Y una cosa que haya desaprendido… Que no podemos dar nada por supuesto. Que posiblemente cuando esto termine tendremos que volver a empezar desde un lugar mucho más incómodo de lo que teníamos previsto.
¿Cómo saldrá la Cultura de esta? Mal. Como todos los sectores económicos. Supongo que las industrias culturales se tendrán que reinventar por enésima vez: los espectáculos teatrales ya lo hicieron; el mundo editorial creo que ha sido más conservador. Como mujer que se dedica al oficio de escribir, espero seguir teniendo un espacio en la medida en que escriba historias que merezcan la pena ser contadas, plantee preguntas, aventure respuestas o exprese emociones que rompan con prejuicios estériles o movilicen pensamiento. Yo necesito un lugar desde el que poder desempeñar ese trabajo y que ese trabajo me permita vivir.