Ya lo dijo Otto von Bismark. “Las leyes son como las salchichas, es mejor no saber cómo se hacen”. Y si de algo sabía el fundador de la Alemania moderna era de leyes y de salchichas. No estamos en un sitio en el que hablar de cómo se hacen leyes, así que vamos con las salchichas.

Cómo se hace la comida

No concretamente con este tipo de embutido, más bien con la comida en general. Con nuestro desconocimiento, muchas veces voluntario, sobre cómo se elaboran muchos de los productos que consumimos. Si te preguntas cómo se hace el foie o los mariscos, lo mismo no vuelves a comerlos. En concreto, en el asunto de los crustáceos la forma de cocinarlos es, simplemente, echarles vivos en agua hirviendo. Cuando pensábamos, seguramente de manera interesada, que el sistema nervioso de estos animales era muy primitivo y apenas sufrían, vale.
Pero investigaciones recientes aseguran que estos animales sí que sufren al ser escaldados. Y mucho.
Detrás de este argumento está la prohibición que se acaba de aprobar e Suiza. Ninguna langosta más podrá ser echada viva a agua hirviendo para cocinarla. Antes de eso, el animal ha de ser  aturdido bien con descargas eléctricas bien con la “destrucción mecánica” del cerebro.

Cómo se transporta

No es la única medida que ha aprobado el gobierno suizo en beneficio de las langostas. También ha especificado que estos crustáceos deben ser transportado en un medio lo más similar posible a su entorno natural. Nada de contenedores de agua helada o cajones de hielo.
Tanto organizaciones animalistas como algunos entornos científicos habían reclamado esta medida desde hacía años. Consideran una crueldad intolerable la forma en la que se cocinan las langostas.
Justo con este medida, también se han aprobado otras que buscan mejorar la calidad de vida de los animales, como vetar la creación de nuevas granjas de cachorros de perro.