Vivimos los tiempos del usar y tirar. De la obsolescencia programada. Del “bu, esto te va a salir más caro arreglarlo que comprarte otro”. No pensamos en las implicaciones de estas conductas, más allá de la económica evidente. Pero la renovación de cada dispositivo estropeado por otro nuevo genera también un problema medioambiental. La enorme cantidad de basura tecnológica que se cumula. Se trata de un factor contaminante de primer orden.

Una nueva vida

Para darle una nueva vida a los aparatos electrónicos y, de paso, preservar el medioambiente, nació en 2007 la iniciativa Repair Café. La idea de la holandesa Marine Postma ha ido avanzando poco a poco hasta convertirse hoy en una tendencia mundial. Un nuevo ejemplo de economía colaborativa Un Repair Café es una reunión que se monta en cualquier local, preferiblemente, claro, una cafetería. Ahí se reúnen aquellos que necesitan reparar cualquier tipo de aparato y voluntarios con habilidades para arreglarlos. Aunque su enfoque es hacia los dispositivos eléctricos, a veces también se pueden arreglar prendas de ropa, muebles, juguetes…

En 29 países

Al percibir el éxito de su iniciativa, Postma creó en 2011 la Fundación Repair Café, con el objetivo de extender su idea por todo el mundo. La fundación presta ayuda a los voluntarios que quieren montar su propia reunión de reparación. En la actualidad existen ya reuniones como estas en 29 países, con un total de 1.150 Repair Cafés que se organizan periódicamente.

¿Y los profesionales?

Un último elemento de esta iniciativa es cómo compite con los técnicos profesionales. Desde la organización se asegura que en contra de quitarles trabajo, en realidad les benefician. En muchas ocasiones, se envía al cliente a uno de estos técnicos si el aparato no puede ser arreglado. Y además, la mayoría de los que acuden a los Repair Cafés nunca pensaban que pudieran darle una nueva vida a su electrodoméstico. En realidad iban a hacer lo que se siempre. Tirarlo y comprar uno nuevo.