En ocasiones, el mayor acto de resistencia es el más simple. Sobre todo cuando las imposiciones políticas o religiosas tienen una fuerte carga de absurdo y arbitrariedad. Es el caso de las mujeres iraníes que están protestando de una manera muy lúdica y radical: bailando en la calle

Armadas con iPods

Porque en Irán las mujeres tienen prohibido bailar en público. Pero frente a esta imposición que tiene un marcado carácter retrógrado, modernas chicas iraníes están plantando cara con sus iPods y sus auriculares. Con esas armas salen a la calle, se sitúan en cruces o en calles concurridas, le dan al play y comienzan a bailar

No es una protesta carente de riesgos. Hace tres años seis jóvenes que protestaban de manera similar, bailando la canción Happy de Pharrell Williams fueron sentenciados a 91 latigazos y varias semanas de cárcel. Es el precio de incumplir la ley islámica o, mejor dicho, la aplicación de esta ley por los responsables políticos y religiosos del país. 


Y lo comparten

Pero aquella condena no fue más que un aliciente para que cada vez más personas tomarán la iniciativa. Y aprovecharan todas la posibilidades para hacer llegar sus demandas. No solo salen a la calle y bailan en público. También graban cada una de sus actuaciones protesta y las cuelgan en redes sociales y en Youtube.  Y así podemos ver a Alireza Keihany, a Fairborz Samani y otras muchas activistas hacer algo tan escandaloso como bailar en la calle.


Y este es solo el primer paso. Porque envalentonadas por el poder de sus acciones, las mujeres iraníes están dando otro paso. El de despenderse del pañuelo que les cubre la cabeza cuando se muestran en público. Un ejemplo más de cómo las ciudadanas de lo que un día fue uno de los países más abiertos del mundo islámico quieren recuperar su libertad.