No todos somos tolerantes a las pastillas. Por problemas para tragarlas, por ejemplo. Lo mismo pasa con los jarabes, hay quien no soporta su sabor dulzón. De los supositorios, mejor ni hablar.
Parece que las farmacéuticas tiene solución para todo, y con frecuencia nos ofrecen los mismos medicamentos en distintas presentaciones: pastillas, jarabes, gotas, inyecciones, supositorios, parches, efervescentes… ¿De qué depende elegir uno u otro, al margen de nuestros gustos personales?
En principio, y según Infosalus, de la rapidez con la que se quiera al conseguir un efecto, por la fase o gravedad de la enfermedad. Hay distintas vías de administración de los medicamentos, que darán lugar distintas velocidades de distribución y absorción. Y cuanto más rápida sea ésta última, antes hará efecto el fármaco. Para un dolor leve y muscular, explica Infosalus por ejemplo, se puede aplicar una pomada de manera local. Pero para un dolor más fuerte, se puede recurrir a una inyección.
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