En momentos tan cruciales como “la vuelta al cole” cabe destacar que el 30% de las dificultades de aprendizaje que pueden acabar en Fracaso Escolar, sobre todo en edades más tempranas, se debe a problemas de percepción y de eficacia visual. Ese es el mensaje que lanzan desde la Asociación Visión y Vida con la intención de prevenirlo. 

Los ojos también necesitan entrenar

“Muchos menores, a pesar de contar con una muy buena agudeza visual de cerca y de lejos (ver bien las letras), tienen dificultades para mover los ojos con la suficiente velocidad y precisión y esto incide directamente en su capacidad de lectura y en su rendimiento escolar”, explica Olga Esteban, colaboradora de Visión y Vida  y directora del centro de contactología avanzado Confort Visión, “los movimientos sacádicos son los que provocan que nuestra mirada salte de un lugar a otro, lo que impide que se realice una lectura fluída. Así, si vemos que el menor confunde letras al leer o se salta palabras, deberíamos sospechar que hay algún desequilibrio en el funcionamiento de su sistema visual que dificulta que procese correctamente la información”.

No todos los que tienen problemas de aprendizaje son vagos o sufren TDA

Con frecuencia buscamos razones al por qué los niños no sacan las notas que esperamos de ellos. Los llamamos tontos, les acusamos de no esforzarse o les llevamos al psicólogo para comprobar si sufren Trastorno de Deficit de Atención. Y la respuesta está mucho más cerca, delante de sus narices. La optometrista Esteban explica que “en muchos casos, el menor deja de prestar atención porque tiene un gran disconfort visual derivado de un problema de convergencia. En cuanto se normalizan sus habilidades visuales comienzan a sentirse mejor y, como consecuencia, a prestar mayor atención y a mejorar su rendimiento académico”.

Terapia visual contra el fracaso escolar

Lo primero que debemos hacer es revisar la vista de los niños una vez al año, para comprobar que no ha variado y no ha aparecido la miopía, hipermetropía o cualquier otra causa de una mala visión que deba ser corregida. Después, en muchos casos es de gran utilidad la terapia visual, o el entrenamiento visual, es decir, una especialidad optométrica en la que, por medio de ejercicios visuales se diseña un plan de entrenamiento personalizado para cada niño que ejercita su capacidad de enfocar correctamente la imagen, alinear los ejes visuales al plano correcto y agilizar los rápidos y precisos movimientos de los ojos requeridos para la lectura, para mejorar así las habilidades visuales y, de este modo, mejorar la recepción y procesamiento de toda la información que se recibe a través de los ojos.