La ropa, la lavadora, el coche, y por supuesto, el móvil, las pulseras deportivas y hasta las ventanas de casa o los edificios enteros. El Internet de las Cosas (IoT en sus siglas en inglés) se ramifica cada vez más, y lo que hace poco parecía el futuro es ya un presente muy real. Nuestros objetos cotidianos, y por supuesto también los nos quedan más a desmano tienen inteligencia y conexión a Internet, así como cámaras, micrófonos, sensores y GPS.

Todo ello nos aporta grandes facilidades, pero también nos hace vulnerables a los ataques cibernéticos. “Con el internet de las cosas -IoT por sus siglas en inglés- lo cibernético se ha expandido al mundo físico, lo que lo hace más peligroso”, explica en una entrevista con Efe la directora del grupo de inteligencia de amenazas de la empresa de ciberseguridad israelí Check Point, Maya Horowitz.

Es el lado oscuro de Internet. No es que los dispositivos, en sí, sean peligrosos, pero los cibercriminales los atacan para integrarlos en un “botnet”, una red de dispositivos infectados y controlados de forma remota, lo que es especialmente dañino según la experta en ciberseguridad, cuya empresa acaba de publicar un informe sobre las tendencias en ciberataques en la primera mitad de 2018.

La mayoría de estos dispositivos almacenan los datos de su funcionamiento en la nube, otro de los objetivos más atractivos para los “hackers” durante los últimos meses: los ataques serán cada más “sofisticados” y “creativos”. “Creemos que la nube es más segura, pero no es así”, explica la experta en ciberseguridad.

Empresas como Tesla, Intel y Fedex han sufrido ataques en los últimos. Y eso que l escenario cibernético está cambiando de manera rápida, pero la mayoría parte de los ataques en la red siguen ejecutándose con muchos de los virus ya conocidos, como el famoso Wannacry, que hace un año afectó a empresas, usuarios y organismos de todo el mundo. “Menos del diez por ciento de los ataques efectuados en la primera mitad de 2018 han sido con herramientas nuevas, el resto son antiguos, por lo que son fáciles de prevenir con herramientas de seguridad adecuadas o actualizaciones de software -asegura-. Muchos de los ataques se pueden frenar, es solo una cuestión de conciencia”.