Christopher Robin ha crecido. Ya es un adulto, y lleva una vida más bien monótona. El trabajo lo absorbe por completo, y la vida en casa, con su mujer y su hija, se resiente. Por suerte, recién llegado desde el Bosque de los Cien Acre, ha vuelto, para echarle una mano, un viejo amigo de su niñez, también conocido de todos nosotros: su osito Winnie the Pooh.
Esta es la trama de Christopher Robin: Un reencuentro inolvidable, la vuelta a la gran pantalla de Winnie the Pooh, que esta vez se deja ver en carne y hueso; o más bien, en carne de peluche, tras pasar por los estados de dibujo en papel y animado. Se trata de una película de Disney que en España se estrenará el próximo 28 de septiembre, que dirige Marc Forster (Guerra Mundial Z, 007: Quantum) y protagoniza Ewan McGregor (Fargo, Trainspotting, Emma, Star Wars), y que ya han prohibido en China. Porque el presidente Xi Jinping seguramente sea el único habitante del planeta Tierra al que le cae mal el mítico oso que creó Alan Alexander Milne. Y la culpa no es de este plantígrado que se pasea por el bosque con camisa roja y sin pantalones. Ni siquiera de esta cinta en particular.
La cosa viene de lejos, cuando una serie de memes compararon a Xi Jinping con el oso a partir de una reunión del mandatario chino con Barack Obama, cuando este segundo aún era presidente de Estados Unidos.
La idea caló entre la gente, que se animó, y así vendrían más memes, todos ellos sacándole partido a las similitudes de los gestos de Xi Jinping con el oso amarillo: se lanzaron cuando saludó al primer ministro de Japón, Shinzo Abe, en 2014, o cuando en 2015 Xi Jinping se dejó ver en un coche descapotable. Y, las autoridades de Pekin, haciendo alarde un sentido del humor inversamente proporcional a sus dotes autoritarias, se lanzaron a restringir blogs y portales online donde se osaba realizar tales comparaciones y bromas, e incluso mencionar al bueno de Winnie con algún tipo de sarcasmo.
Una pena que los chinos se vayan a perder esta cinta de fantasía. Y una auténtica tragedia que no puedan ejercer su derecho a la sátira.