Tendemos a pensar que la Historia se ha detenido. Que el sistema que actualmente domina en Occidente es inmutable. Con leves cambios y ajustes, pero se mantendrá así por los siglos de los siglos. Pero con un pelín de perspectiva histórica, la cosa cambia ostensible. ¿Podría la civilización occidental colapsar? ¿En algún momento un romano del siglo IV pensaría que el Imperio podría sucumbir? ¿Los españoles del Siglo de Oro creerían que algún día el sol se pondría en los dominios del rey? Seguramente no.

Experiencia y tecnología

Sin embargo hoy en día contamos con otras elementos que nos permiten ser más realistas. El primero es la experiencia recogida después de 4000 años de Historia. El segundo son los científicos y especialistas que con sus poderosas herramientas elaboran proyecciones con visos de realidad. Una de estas proyecciones augura el fin de la civilización industrial en unas pocas décadas. El estudio está patrocinado por la NASA, en concreto por el Goddard Space Flight Center. El motivo es la explotación de los recursos sin atender a la sostenibilidad y el incremento de las desigualdades entre sociedades y países.

Modelos matemáticos

Los especialistas ha elaborado modelos matemáticos en los que han tenido en cuenta los procesos de colapso de civilizaciones antiguas. Estos procesos en todos los casos se aceleraban en los últimos siglos de vigencia de cada sociedad. Este estudio independiente se basa en una nueva disciplina híbrida llamada HANDY (Human and Nature DYnamical). HANDY utiliza métodos de otras áreas como la sociología, las matemáticas, la biología y la historia.

Elites y recursos

Esta nueva disciplina identifica los elementos que llevan a las sociedades a su ocaso. En todos los casos, civilización romana, mesopotámica o china, el colapso se produjo por la confluencia de diferentes crisis. En concreto crisis de población, climática, de agua, agricultura o energética. Estas crisis han agrandado la distancia entre las elites y el resto de la población. La conformación de estas elites provoca que hagan todo lo posible por mantener su estatus de manera que no reducen su grado de consumo de recursos. Y por supuesto, son refractarias a cualquier acción de equilibrio social. Es lo que llevó al final alas civilizaciones romana y maya. Ni tan siquiera esperan que la tecnología nos ayude. Los modelos han revelado de la optimización de los cultivos y de los procesos industriales se han hecho a costa de un consumo mayor de recursos. Solo ven una esperanza. La decidida apuesta por políticas de redistribuición y reequilibrio social. Y que cuando todos los ciudadanos tengan, más o menos, el mismo nivel, las gestión responsable y sostenible de los recursos sea realmente la prioridad.