Habrá quien utilice la excusa del cannabis terapéutico para justificar (o incluso autojustificar) sus fumadas de porros. Eso se teme el Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo en España, que ha lanzado una advertencia, sobre todo dirigida a adolescentes, a través del estudio de un comité de más de cien expertos que forman parte del Proyecto ÉVICT (evidencia cannabis-tabaco), una iniciativa impulsada desde el Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT) y financiada por el Plan Nacional sobre Drogas (PNSD).

La marihuana pura sí cura

Pero no. Los porros no curan como la marihuana terapéutica. Y no es que se rechace con esto que el cannabis tiene propiedades medicinales. Está comprobado, de hecho. No es, por tanto, malo si se utiliza como medicina aplicada a terapias para enfermedades degenerativas, y así lo destacan los expertos del Proyecto ÉVICT, remitiendo a distintos estudios científicos. Pero fumarlo mezclado con tabaco en un porro es la forma más nociva de consumirlo, advierte este grupo de expertos. Y esa mezcla está ya generalizada en España, según el Proyecto ÉVICT, que, a partir de la Encuesta Global de Drogas -Drugs Global Survey, en inglés-, ha situado a España, con más de un 80% de usuarios duales, a la cabeza del consumo mezclado de cannabis con tabaco.

El porro contamina el cannabis

Cuando se enciende un porro se desencadena una de las peores reacciones posibles del cannabis: la velocidad de absorción del tetrahidrocannabinol o THC -principal componente psicotrópico del cannabis por la vía pulmonar-, su combustión, el humo como vehículo y el hecho de mezclarlo con tabaco industrial convierten al porro en la forma más dañina de consumo de cannabis. Así, señala el panel de expertos, transmitir a personas enfermas la idea de que los porros les van a curar, sería “un fraude sanitario y humano”, puesto que “el cannabis, como cualquier droga, tiene su propia carga de enfermedad”, que se “dispara por el hecho de fumarla con tabaco”.