A lo largo y ancho de los países de todo el planeta, se han adoptado medidas similares aplicando cánones para luchar contra la piratería, el medio ambiente... Y para intentar frenar la contaminación, cada vez más países se decantan por el sistema de depósito, devolución y retorno (SDDR), que procura evitar el abandono de basura. Y es que en el mundo se compran un millón de botellas de plástico cada minuto, pero menos de la mitad se reciclan. Ahora, Noruega reivindica su sistema, por el que, cada vez que un ciudadano compre un refresco, paga una corona más por el recipiente. Y solo si deposita luego el envase vacío en una máquina especialmente diseñada para ello, que se encuentra en numerosas tiendas de la ciudad, recupera el dinero.

Un ejemplo para instituciones y empresas

Hay más países que lo aplican: Alemania, Dinamarca, Suecia, Finlandia... Y su éxito, que se cifra en el tasas de reciclaje de envases de este tipo de entre el 80 y el 98 por ciento, ha llevado a varios organismos internacionales, como las Naciones Unidas, la Unión Europea o el Parlamento Europeo, así como a multinacionales dedicadas a las bebidas como Coca-Cola o Tesco, hayan apoyado el modelo SDDR. Los océanos son los principales perjudicados de la contaminación de plástico en el planeta, tanto que les está haciendo afrontar una gran crisis. Y es que el uso industrial y urbano de los mares en todos los continentes conlleva no solo excesivos vertidos de aguas residuales, sino también de plásticos. Según un estudio de la ONG At Risk, titulado Single-use plastic and the marine environment (El plástico de un solo uso y el medio ambiente marino) y que aboga por la solución noruega que hemos expresado, en los 28 estados miembros de la Unión Europea se consumen anualmente 46.000 millones de botellas de bebidas, 16.000 millones de tazas de café desechables, 580.000 millones de colillas, 2.500 millones de envases desechables, 36.400 millones de pajitas o cañas.

Los océanos como fuente prioritaria de alimento

Este tipo de productos de un solo uso representan una media del 51 por ciento de todos los residuos que acaban llegando a las playas en Europa, además de suponer un inmenso desperdicio de recursos. Los océnanos contienen el 90 por ciento de la biomasa viva del planeta y son la fuente principal de alimento para más de la mitad de la población mundial, además de una vía de transporte y una fuente de salud, ocio y cultura.